Aún eres mío, porque no te tuve...
Aún eres mío, porque no te tuve.
Cuánto tardan, sin
ti,
las olas en pasar...
Cuando el amor comienza, hay un momento
en
que Dios se sorprende
de haber urdido algo tan hermoso.
Entonces, se
inaugura
-entre el fulgor y el júbilo-
el mundo nuevamente,
y pedir lo
imposible
no es pedir demasiado.
Fue a la vera del mar, a
medianoche.
Supe que estaba Dios,
y que la arena y tú
y el mar y yo y
la luna
éramos Dios. Y lo adoré.
Antonio Gala
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