El
poder del "tentador" -
El poder de la tentación es inmenso y guía al
humano en la mayoría de sus actos. Quién desea algo de nosotros recurre a la
tentación para conseguir sus propósitos.
Según sea el grado de ética y/o moral del sujeto emisor,
la tentación será más burda o elegante pero su fuerza es indudable.
Recordemos que, la tentación, sería el deseo de realizar
una acción inmediata que, a largo plazo y por distintas razones, puede resultar
dañina. Designa el acto de coaccionar o inducir a una persona, la realización
de un acto por manipulación, deseo o miedo de pérdida.
Me atrevo a decir pues que todos nos movemos accionados
por una tentación u otra y somos en función a la relación que tengamos con
ella.
Sin duda la ética, es su sistémica síntesis de costumbres
y normas que dirigen o valoran el comportamiento humano en una comunidad;
estudia la maldad o bondad de estos comportamientos haciéndonos más o menos
permeables a la acción de la tentación.
El humano, vulnerable por naturaleza, actúa según le
dicta sus pasiones y emociones que, debidamente tentadas, hacen del
"tentador" dueño de su existencia
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