Cuando
los acontecimientos sociales se debaten en los escenarios populares la tragedia
asoma sin dudar.
Recientemente, en nuestra sociedad, se han crispado las
emociones como consecuencia de egoísmos ocultos. Hemos convertido en vital
aquello que es complementario olvidándonos de nuestras verdaderas prioridades.
Satisfacer la pertenencia es importante más es
individual. Solo los borregos precisan ir en rebaño para protegerse como
especie. Lo que verdaderamente nos
permite avanzar y subrayar la pertenencia es el amor.
Y verdaderamente veo poco amor. Al guion de sus
dirigentes, los limpios de corazón, se ofenden mutuamente en defensa de
espejismos de vanidad. La condición humana, al abrigo de "bellas palabras,
pierde miserablemente su verdadera identidad universal para convertirse en
animales irracionales al mando de sus emociones.
0 comentarios:
Publicar un comentario