Cada
día se muere en su noche y cada noche engendra su día.
La noche, como la
muerte, es el tránsito entre lo que dejamos y lo que adviene, entre lo que ya
no vemos y lo que aun no somos capaces de recibir. En la oscuridad de la tierra
muere el grano de trigo para que pueda brotar la espiga.
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