Por
ti; en ti y para ti. Que profundo propósito supone vivir para el otro. Existir
abandonando el "por mi"; "en mi" y "para mi"
reclama un enorme sacrificio. Superar el egoísmo y la complacencia al
"YO" es un objetivo casi quimérico para la mayoría de los mortales.
Existir para el "otro" representa una entrega a la diversa pluralidad
que en su abanico de opciones tejen la cotidianidad afectiva y material.
Ser "por
ti" debe suponer aceptarte legítimamente aunque duela y lesione. Tal
acción germinara como brote de
conocimiento de tu otredad distinta al tiempo que nos aleja de las orillas del
"por mi" y consecuentemente cambio la primitiva acción de existir.
Este inicial episodio
de conversión del "por mi" en "por ti" conduce, a través de
la acción, al estadio del "EN TI" donde el YO y el TU conforman ya un
mismo cuerpo espiritual donde el egoísmo cede ante la fuerza e impulso del amor
que llega como rocío al alma.
Vivir "en
ti" supone acabar con el "terreno propio" y sobrevivir en la
voluntad del otro. Sera pues ese "otro" quien te aproxime hacia los
confines de la Emancipación Suprema.
El camino es sinuoso
pero vale la pena. Además no tiene el reconocimiento de nadie. Solo lo ve el
amor evolucionado.
Finalmente podemos
aceptar que llegamos al oasis del "para ti" que recibe la destilación
del "para mi".
El otro, a través de
la inteligencia y las emociones, reconoce también la otredad que le llega y
pluralmente conforma una comunidad de carencias que, al ser aceptadas, forman
la solidez del SER que se mueve por la aportación de la otredad obviando
aquello que posiblemente sea evolucionable.
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