Solidaridad recíproca
Muchos seres humanos de todas las regiones y religiones se esfuerzan por vivir un espíritu de camaradería entre hombre y mujer en pro de un comportamiento responsable en el plano amoroso, sexual y familiar. No obstante, en todo el mundo persisten formas condenables de patriarcado, de predominio de un sexo sobre el otro, de explotación de la mujer, abuso sexual de niños y prostitución impuesta.
Las diferencias sociales que persisten en nuestra Tierra conducen con gran frecuencia a que muchas mujeres, e incluso niños, especialmente de países poco desarrollados, se vean obligados a ejercer la prostitución como medio de supervivencia.
En este contexto la tradición nos ha dejado enormes mensajes: Respetaos y amaros los unos a los otros (no te prostituirás ni prostituirás a otro).
No es posible una verdadera humanidad sin una convivencia en camaradería. "De cada cual de acuerdo con su capacidad". "Para cada cual de acuerdo con sus necesidades".
La relación mujer-hombre no debe regirse por cánones de tutela o explotación, sino por el amor, el compañerismo y la confianza. La plenitud humana no se identifica con el placer sexual. La sexualidad debe ser una expresión del amor vivido en compañerismo.
Toda las experiencias históricas demuestran que nuestro mundo no puede cambiar sin un cambio previo de mentalidad en el individuo y en la opinión pública. Todo individuo no sólo posee una dignidad inviolable y unos derechos inalienables; también debe asumir una responsabilidad intransferible en relación con todo lo que hace u omite.
Consecuentemente abogo por un cambio de conciencia individual y colectivo, por un despertar de nuestras fuerzas espirituales mediante la reflexión, la meditación, el pensamiento positivo y el COACHING.
Fuente: Hans Küng
Las diferencias sociales que persisten en nuestra Tierra conducen con gran frecuencia a que muchas mujeres, e incluso niños, especialmente de países poco desarrollados, se vean obligados a ejercer la prostitución como medio de supervivencia.
En este contexto la tradición nos ha dejado enormes mensajes: Respetaos y amaros los unos a los otros (no te prostituirás ni prostituirás a otro).
No es posible una verdadera humanidad sin una convivencia en camaradería. "De cada cual de acuerdo con su capacidad". "Para cada cual de acuerdo con sus necesidades".
La relación mujer-hombre no debe regirse por cánones de tutela o explotación, sino por el amor, el compañerismo y la confianza. La plenitud humana no se identifica con el placer sexual. La sexualidad debe ser una expresión del amor vivido en compañerismo.
Toda las experiencias históricas demuestran que nuestro mundo no puede cambiar sin un cambio previo de mentalidad en el individuo y en la opinión pública. Todo individuo no sólo posee una dignidad inviolable y unos derechos inalienables; también debe asumir una responsabilidad intransferible en relación con todo lo que hace u omite.
Consecuentemente abogo por un cambio de conciencia individual y colectivo, por un despertar de nuestras fuerzas espirituales mediante la reflexión, la meditación, el pensamiento positivo y el COACHING.
Fuente: Hans Küng
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