NECESITAMOS AL
MENOS CINCO HALAGOS POR CADA CRÍTICA, YA QUE PARA LA MENTE HUMANA LO MALO ES
MÁS FUERTE QUE LO BUENO”
Somos implacables transmitiendo
a los demás nuestras críticas y sin darnos cuenta omitimos los halagos. Cuando
algo no nos gusta de otro, cuando ha hecho algo mal, sentimos la necesidad de
decírselo. Y si ocupamos una posición de poder, esta necesidad se convierte en
una responsabilidad más de nuestro trabajo. Sin embargo, cuando las cosas salen
bien, cuando estamos contentos del trabajo de alguien o nos gusta especialmente
algo de su manera de hacer las cosas, nos cuesta muchísimo decírselo. Nos parece innecesario y hasta contraproducente.
Como le oí decir a un alto ejecutivo a propósito del excelente trabajo de un
subordinado, “mejor no decírselo, que se lo cree y se relaja”.
Lo cierto es que con mayor o
menor consciencia de ello, nos sobrecargamos los unos a los otros de críticas y
reproches, y prescindimos de los halagos y los reconocimientos. Recibimos
proporcionalmente muchos menos halagos que críticas, a pesar de que, como ha
demostrado la investigación científica, necesitaríamos para un correcto
equilibrio emocional al menos cinco halagos por cada crítica, ya que para la
mente humana lo malo es más fuerte que lo bueno.
Nadie es inmune a la
sobrecarga de juicios negativos. Al mismo tiempo, todos necesitamos una dosis
razonable de reconocimiento. La ausencia de halagos deja huella en nuestro
estado emocional: la persona que solo recibe críticas en lo que hace acaba
creyendo que hace las cosas mal, y que no es bueno en su trabajo. Acaba
perdiendo la autoestima.
Si, la falta de
reconocimiento mina la autoestima. No a todos por igual y de la misma manera,
pero lo hace. Y si se combina con una sobredosis de crítica, es efecto se
multiplica.
Sería bueno revisar nuestro
comportamiento comunicativo con los demás: ¿cuándo fue la última vez que le
reconocí a determinada persona algo bueno? ¿me cuesta decirle lo que me gusta
de él?, ¿me ahorro sistemáticamente los halagos? Y corregir el balance entre
críticas y halagos.
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