En el mundo profesional, el control es una herramienta habitual de supervisión. Parece que nuestra sociedad vive el control como algo natural. Sin embargo, cuando ejercemos el control sobre otra persona a un nivel profundo le estamos transmitiendo el siguiente menseje: "no confio en tí". Quiero que las cosas se hagan a mi manera. No creo que seas capaz de hacerte responsable. Este juicio, provoca en la otra persona dos posibles respuestas: la resistencia o la sumisión. En las organizaciones se comprueba constantemente este tipo de conductas. Las personas que se resisten se rebelan, desobedecen y saltan las reglas tienen su oportunidad. Las personas que se someten, por su parte, se abandonan al control, ceden la responsabilidad, esperan instrucciones, dejan de tomar iniciativas, ya no son proactivas, participan cada vez menos. Unas y otras, las que se resisten y las que se someten, sienten el control como una carga pesada y desagradable, viven su capacidad de elección limitada, dejan de sentirse libres y, en consecuencia, no se comprometen ni con los objetivos ni con los resultados.
Todos conocemos profesionales que parecen tener una excesiva necesidad de controlar a sus colaboradores. No confían demasiado en la capacidad de los demás, necesitan comprobarlo todo personalmente, les cuesta trabajo delegar, quieren que las cosas se hagan de una determinada manera: la suya.
La responsabilidad y el compromiso necesitan un ambiente de confianza. Pero generar un ambiente de confianza no es un trabajo sencillo para alguien que controla en exceso, porque antes tiene que realizar un cambio profundo que le permita darse cuenta de que, por mucho que intente controlar los diferenctes aspectos de su vida o de las vidas de las personas que le rodean, en realidad apenas puede controlar nada.
El control es una ilusión, un espejismo que nos da falsa seguridad, porque la vida esta llena de imprevistos y de variables que se nos escapan totalmente. La fuerza con la que intentamos controlar es la misma fuerza que nos arrastra en sentido inverso, hacia la angustia de no estar lográndolo, hasta llegar a un punto de que el control nos controla. Cuando podemos aceptar eso y nos entregamos al fluir de la vida, es cuando nuestra relación con el entorno cambia profundamente, nos relaja y nos acerca a los demás.
2 comentarios:
Estimado Paco:
excelente post, y una delicia de título.
Me enganchó la sola idea de 'escribir detrás del papel', la sumisión tiene distintas caras y distintos ámbitos, que frecuentemente resultan ser los más inesperados.
Gracias por ayudarme a comenzar bien esta jornada.
Salud.
Fenomenal, a mi también me encanta escribir por detrás de las pautas. No siempre es grato seguirlas. Tengo mis propias ideas.
Besitos
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