No son los muertos los que
en dulce calma, la paz
disfrutan en tumba fría;
muertos son los que tienen
muerta el alma y viven todavía.
HIPOCRESIA
Debemos, primero que admitir, que la hipocresia
es la manifestación de los sentimientos contrarios
a los que se experimentan nuestras emociones.
Con esta definición aceptada, ser o considerar a alguien
hipócrita es realizar un juicio muy severo sobre una persona.
Con esta interpretación dejamos claro que, esa persona, no
nos gusta, que nos resulta antipática.
Pero los comportamientos hipócritas los tienen
las personas de nuestro entorno más íntimo
y nosotros mismos. Pero en este caso
ya no le llamamos hipócritas, sino tal vez
buena educación, buenas intenciones, deseo
de no dañar más las relaciones.
Vemos que en el primer caso tanto como en
el segundo, los juicios que damos son totalmente
diferentes.
Si aceptamos esta declaración , tendremos que
aceptar que utilizamos una doble rasero a la
hora de valorar y de juzgar la conducta de unos y
de otros y, consecuentemente, encontramos
algunas consecuencias interesantes para
nuestras vidas.
Vivir con autenticidad supone elegir libremente
lo que decidimos cada vez, teniendo en cuenta el
impacto que nuestras decisiones tienen
sobre los demás, pero sin traicionarnos a
nosotros mismos.
Esto exige un alto grado de compromiso con
la coherencia, con el respeto por uno
mismo.
3 comentarios:
Si hay compromiso con la coherencia nunca se puede manifestar lo contrario a lo que se siente. De ser así dejaríamos de ser nosotros para ser otro.
Y eso es complicado ¿no?.
Un saludo Paco
Una más de las enfermedades del alma,que la humanidad no ha superado,por lo que significa un trabajo superarlo,y es más cómodo ser hipócrita.Carpe diem Juan
¡Por eso amo tanto el mundo de los niños! ¡que pena haber crecido! En el mismo momento que aprendemos a ser educados con los demás, traicionándonos un poquito a nosotros mismos, empiezan a liberarse los radicales culpables del envejecimiento del alma.
Publicar un comentario