Saliendo de la pastelería FARGA en Bcn,
delante de los Capuchinos en la Diagonal, me he cruzado con un "nuevo
residente" de color que con la debida parsimonia arrastraba un carrito
especializado en transportar diversos palos de golf.
Al parecer no lo había encontrado en la
basura; más bien lo llevaba a una tienda de deportes para que le realizara
determinado mantenimiento.
Sin duda era un trabajo retribuido, pues el
aspecto del subsahariano así lo indicaba. Un trabajo propio del capitalismo
tradicional de la zona donde el "otro hermano" es utilizado como
criado de alguien que se cree más inteligente.
Evidentemente, más vale hacer trabajos
domésticos que pasar hambre. La pena es que los dueños y explotadores de la
suerte no dediquen su sensibilidad social -si la tienen-en ayudar a emancipar
al "otro" en lugar de utilizar su necesidad en beneficio propio.
Queda infinito trabajo que hacer,
amigos.......no demos solo pan.....también cultura pues ella, a largo plazo, es
la que alimenta.
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