La trastienda de la existencia es, seguramente, el motor e impulso
de nuestro accionar en la sociedad.
Toda la génesis del "modelo mental" que articula
el comportamiento humano se encuentra depositada en la "programación
existencial" que todo humano guarda en las catacumbas de su Ser.
De tal determinismo se desarrolla el "caminar" por
los senderos del conocimiento que debe dar respuesta a las inquietudes que
emanan del citado " modelo mental".
El diálogo social que mostramos, frecuentemente, no se
corresponde con el que nace en nuestra primigenia existencial. De nuestros
"mayores" aprendemos "la farsa educacional" que nos
"viste" ante los demás de "costumbres" aceptadas por la
pantomima dominante y que, en la mayoría de los casos, está muy alejada de
nuestra verdadera génesis.
Así, en el permanente divorcio entre el Ser desarrollado en
nuestro "modelo mental" y la acción social mostrada para
"aparentar" lo que no somos; se construye el dislate en el que
vivimos como "fantasmas" de la ilusión.
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