A las personas violentas podemos dividirlas en dos bloques:
Las que sufren un trastorno psicológico, como el trastorno de la personalidad antisocial, las personas con ideas paranoides que piensan que los demás les van a hacer daño y otros trastornos de la personalidad como el límite o el narcisista que suelen ser muy dañinos para las personas que conviven con ellos.
Muchas de estas personas con trastorno de la personalidad disfrutan con el sufrimiento ajeno y les estimula cruzar los límites. Los antisociales carecen de empatía y no tienen sentimiento de culpa ni remordimiento cuando infringen dolor. Otros tienen rasgos sádicos, son frios e insensibles con el dolor ajeno, abusan y no se sienten mal por ello.
La conducta impulsiva es otro de sus rasgos. No saber esperar, planificar. Lo quieren todo y todo ya. Da igual el coste emocional que tenga para otras personas.
A los que tienen un pensamiento paranoide, anticipan que otros tienen intención de hacerles daño, esperan cosas negativas de las personas y son muy suspicaces.
Muchas de estas personas que están clasificadas en el manual de los trastornos mentales, muestran una agresividad planificada o predatoria, se preparan para hacer daño. El daño es intencionado, no es el fruto de una reacción impulsiva a un estresor, Este tipo de agresividad no responde a una percepción de amenaza. Tiene otras motivaciones detrás: conquistar poder, tener algo que no es suyo, poseer a un hombre que desea y que no responde a tus expectativas. Responden a la violencia predatoria los dictadores, abusadores sexuales, los maltratadores, los líderes religiosos extremistas, un jefe autoritario, dogmático y cruel.... hasta los psicópatas que encuentran placer cuando infringen dolor. Hacer daño les excita y les atrae.
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