La
vocación de un empresario es una noble tarea, siempre que se ejerza con
honestidad, honradez además de ausencia de orgullo y egoísmo. Se deje interpelar por un sentido
más amplio de la vida, respetando a los demás; esto le permite servir
verdaderamente al bien común, con su esfuerzo por multiplicar y volver más
accesibles para todos los bienes de este mundo.
Bergoglio, Papa
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