Las cotorras de la Diagonal están alteradas.
Como la realidad humana esta
tan empobrecida nos instalamos en la ilusión. Desde ella construimos un mundo
intangible percibible a través de las
emociones y que nos permite soportar la cruel realidad que nos rodea.
Últimamente, como las cotorras
d la Diagonal alteradas por las obras, nuestro horizonte de crecimiento es
nulo. Vivimos en una pérdida de calidad de vida alarmante. Los enfermos y ancianos
se amontonan esperando ser atendidos en hospitales y geriátricos sin la menor
esperanza de solución.
Paralelamente, mientras le
negamos atención a estos seres débiles, la opulencia de los epulones, reclama
identidad social del "territori" con los fondos recaudados a través de tasas e impuestos.
Bien está la identidad más,
entiendo, prioritario potenciar a las nuevas generaciones y cuidar y
respetar a los ciudadanos debilitados por diversas circunstancia.
Dignidad a la persona como
primera providencia para potenciar la dimensión del SER individual; no como
vanidad sino como impulso al diálogo y respeto de las distintas identidades
colectivas.
Amor a la persona para
potenciar al equipo. De lo contrario, como las cotorras de la Diagonal, el
humano cada vez más emancipado romperá las cadenas de la identidad colectiva en
favor del crecimiento d su SER.
Con la evolución humana no debe jugarse para convertir "al territori" como una imagen de marca.
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