Cuando veo a un capuchino -y los veo con
frecuencia-su presencia me transporta hacia los misterios del SER.
La costumbre me ha llevado a compartir
emociones con gentes lega. Disfrutan con cosas terrenales a las que llaman "vivir bien" obviando plenamente
diversas dimensiones del humano que configuran su sustancia y sensibilidad.
Así pues, en mi sentido de las cosas, un
monje es alguien comprometido con la renuncia que acompañado de la soledad y el
silencio camina en busca de una docta libertad.
También siendo laico puedes comprometerte con
la libertad aunque ello supone de sacrificios que quizá no estés dispuesto a
realizar.
Entonces quédate en la cárcel del "vivir
bien".
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