Educación, emanciparte es aceptar la soledad.
Aquí estriba el reto del humano.
No todos "despertamos" igual ni al
mismo tiempo. Nacemos en el valle rodeado -los afortunados- de gentes y
personas que nos dan calor existencial.
De ellos aprendemos a descifrar algo la vida
y especialmente a sobrevivir en el entorno.
Mas si somos curiosos y deseamos abandonar el
valle, el camino se complica. Empieza la soledad y, a medida que te alejas del
cómodo lugar de tu cuna los peligros acechan. El principal enemigo "eres
tú" pues envuelto en la vanidad y soberbia puedes autodestruirte para satisfacer tu ego.
La emancipación no tiene fin ni final. Es un
evolucionar infinito y requiere abrazar a la soledad quien por cierto nunca
traiciona.
Caminar por la cresta de la cumbre al son del
viento es algo inexplicable. A lo lejos ves el valle natal que, con sus
colores, dibuja cada día nuevos recuerdos de vida. Más es la distancia del
cielo el verdadero impulso hacia la soledad de la Emancipación.
No debe darnos miedo esta docta soledad pues
está llena de matices y colores. Desde ella entiendes el valle y sus
tradiciones y te acostumbras a amar a sus cosas y gentes con infinito amor y
comprensión.
Solo desaparecerás al igual que naciste.....siendo
una silaba sonora de la soledad.
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