El compromiso es un elemento fundamental
para el aprendizaje y, por tanto,
imprescindible para acercarse
a la emancipación.
Todos estamos comprometidos con algo
y eso hace que prioricemos y que hagamos
ciertas elecciones en nuestras
vidas.
Las acciones que elegimos son siempre
coherentes con nuestra intención,
aunque no siempre tengamos la
sabiduría o el coraje para darnos
cuenta de cuál es nuestro
verdadero compromiso.
El ejecutivo que trabaja doce horas al día
está comprometido con su acción
profesional (según parece),
más debe aprender a cuidar su
salud.
Lo mismo sucede cuando solicitamos
una excedencia temporal tras el
nacimiento de un hijo. Esto demuestra
estamos más comprometidos con la
paternidad/maternidad (según parece)
que con la profesión.
Todo compromiso exige hacer elecciones
y renunciar a otras cosas, aunque
a veces, realizamos estas elecciones de
forma automática, sin pensarlo demasiado.
Lo interesante es tomas conciencia
con qué y para qué estamos comprometidos
con algo.
Aprender a comprometerse es por tanto tan
importante como desarrollar habilidades
para generar y mantener el compromiso en
los otros.
Cuando nos comprometemos con
algo profundamente, hacemos una elección
libre y voluntaria para alcanzar nuestros
objetivos y asumimos el coste
y el esfuerzo que dicha elección conlleva.
En cambio, la obligación, es un viejo
conocido para la mayoría de nosotros.
Llegamos a creer que casi todas nuestras
acciones conllevan una obligación en la
que estamos preocupados sobre las consecuencias
de no cumplir.
En el compromiso el foco está en el deseo,
en la pasión por el amor al prójimo, la
motivación para hacer las cosas
que hemos elegido en libertad.
¿una promesa puede romperse?
4 comentarios:
Prácticamente de acuerdo con la totalidad de tu texto, del cual subrayaría que, efectivamente, la capacidad de compromiso es inherente al ser humano y eso es bello.
El auténtico problema que yo veo es ese automatismo, ese "no elegir en libertad", o no ser totalmente consciente de lo que se está eligiendo; no me parece un síntoma de falta de libertad, sino de falta de madurez y en mi opinión, eso es lo realmente peligroso y triste del asunto. Yo pondría el foco en trabajar ese aspecto.
Un abrazo fuerte. Y feliz 2011!
Sigo un poco los pasos de Noemi, es cierto que el compromiso va unido o debe ir unido a nuestras acciones y efectivamente hemos de elegir, pero son tantas las ocasiones en que los compromisos los tomamos sin una madurez consistente. No se, voy a darle vueltas al asunto un poco más. Y voy a intentar responderme a tu pregunta ¿puede romperse una pomesa? Unnnnnnnnnn ¿depende de la promesa?.
Un abrazo.
Beijosss Paco...Feliz 2011 !!!!
Pienso que una promesa puede romperse si en el camino descubrimos que el cumplirla nos ocasionaría perjuicio, o sencillamente porque nuestra escala de valores cambia, según vamos creciendo y entendemos que lo que una vez prometimos, ya no está tan acorde con nuestra nueva forma de enfocar las situaciones.
Naturalmente deben asumirse las consecuencias de ese rompimiento y debe hablarse sobre ello con la persona a la que le hemos prometido. No creo en las reglas cerradas, sino más bien en el hecho de que todo fluye.
Un abrazo Paco
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