Establecer
la prioridad en cada caso y momento es un reto que requiere cuajo y sabiduría.
Nuestra ubicación en el universo social, habitualmente está
regida por las necesidades corporales y emocionales.
Salirse de esa "norma" cuesta mucho y no
siempre es posible dado que estamos "presos" en el egoísmo.
¿Cómo escaparse de tan triste destino? ......aquí empieza
el reto.
La prioridad no siempre a de satisfacer la demanda personal
a corto plazo. Mirar también al bien común nos ayudara a tomar decisiones más
holísticas y consecuentemente más completas y plurales.Sin el bienestar social
no cabe felicidad individual ya que aparece rápido la incómoda posición del Yo.
Así una prioridad primera es el colectivo y para ello hay
que "sacrificar" proyectos individuales de "glorias" momentáneas
aceptando que el progreso o es colectivo o no es.
Tal prioridad primera no debe estar soportada por el
"fraude" social ni por la inexistencia de valores como el respeto al
otro y el amor por el trabajo.
Respetar las "reglas" debe suponer un acto cívico
que nos permita abandonar la selva conformando un modelo evolucionado de
convivencia.
En este marco la opinión del otro no es un lastre, sino
una aportación a la evolución del proyecto fijado por la prioridad pues aunque
esta es temporal ayuda a construir en método.
Llegado este "estadio" de "abandono del árbol"
aparece el amor en toda su plenitud. Surge entonces como acción vital en la relación
humana plena.
Se constituye como PRIORIDAD marco de TODO, donde el
mutuo respeto enmarca la paz, la evolución y el progreso de aquello que
llamamos vida social y profesional.
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