LOS OROPELES DE LA
VANIDAD..
Alimentar el YO nos
sitúa frecuentemente en situaciones ridículas. Dentro del capítulo de los
APEGOS satisfacer nuestra hambre de vanidad es una necesidad perentoria en
nuestra existencia.
¿Qué hacer con tal
necesidad? sin duda no podemos obviarla pues siempre está ahí. ¿entonces? no lo
sé.... ¿tú que piensas?
Conozco personas que
por presumir tienen hijos que, una vez nacidos, no dan amor. Hay quien en su
inmadurez, cuidan en exceso a sus niños, privándoles de un crecimiento propio convirtiéndolos en CLÓNICOS de sus
madres.
La vanidad está ahí,
reclamando su protagonismo y embrujando la convivencia humana.
Si
deseamos mitigar su presencia es importante reconocerla y no negarla. Y desde
la aceptación podremos desvanecerla con amor a nuestra debilidad
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