La vida eterna esta en el prójimo. Cuando abandonamos el YO
encontramos un sinfín de personas que garantizan la presencia humana en la
tierra. Ellos son la ETERNIDAD como tú lo eres de los que te precedieron. Nada
ni nadie tiene la llave de esa eternidad y solo las culturas avanzan y/o
moldean en nuestro MODELO MENTAL.
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Las altas
temperaturas que, en Agosto, son frecuentes en la zona mediterránea nos invitan
a vivir un espejismo de luz y bonanza. Desde ese escenario puedes mirar-te y
comprobar tu compromiso con el prójimo para así postular-te en la eternidad.
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22.700 despertares no
suponen estar despierto.
Cada vez que abrimos
los ojos para descubrir un nuevo día podemos observar que, lejos de ser más
cultos, somos más ignorantes. Podemos asegurar nuestra incapacidad para conocer
el entorno y que simplemente existimos al dictado de la naturaleza.
Despertar al día no
es hacerlo a la inteligencia y aquí se instala la cruz de la genética.
La inteligencia como
la memoria es individual. ¿De qué sirve acordarse de algo que los demás
olvidan? ¿De qué sirve descubrir o conjugar un concepto que los demás no
entienden o comparten?
Para progresar lo
debemos hacer juntos. No valen soluciones individuales. El grupo da sentido a
la especie siendo el YO un estadio a superar.
Así, algún día al
despertar, descubriremos la dimensión del TU desde donde entender las cosas es
menos penoso. Algo tengo claro después de 22.700 despertares, solos y
consumiendo no evolucionamos.
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Curiosamente, la incorporación de la mujer a la deidad, se celebra en la época central del verano. En este momento las tierras nos ofrecen su fertilidad y los campos son una sinfonía de diversidad de frutos.
Sin el PRINCIPIO no
hay cadena de sentido y sin la madre no hay inicio de evolución humana.
Ya todos implicados
-hombre y mujer- se trata de dar dimensión humana a nuestra existencia, y esto
es más complejo.
De momento a
disfrutar del calorcito sin más complicación que "tomar un tinto de
verano".
¡¡¡Viva la Virgen!!!
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