La Llorana.
Un rico hidalgo corteja a una pobre guapísima y se gana su afecto. Ella le da dos hijos, pero él no se digna casarse con ella. Un día él le anuncia que regresará a España para contraer matrimonio con una acaudalada dama elegida por su familia y que se llevará a sus hijos. La joven enloquece de dolor y actúa con los gritos y aspavientos propios de las locas. Le araña el rostro, se araña el suyo, le rasga la ropa y se rasga la suya. Toma a sus hijitos, corre con ellos al rio y los arroja al agua. Los niños se ahogan, La Llorona cae desesperada de rodillas y se muere de pena. El hidalgo regresa a España y se casa con la rica. El alma de La Llorona asciende al cielo. Allí el guardián de la entrada le dice que puede ir al cielo pues ha sufrido mucho, pero no podrá entrar hasta que recupere las almas de sus hijos en el rio. Y por esa razón hoy se dice que La Llorona recorre la orilla del río con su largo cabello volando al viento e introduce los largos dedos en el agua para buscar en el fondo a sus hijos. Y por eso también los niños no deben acercarse al río cuando se hace de noche, pues La Llorona los podría confundir con sus hijos y llevárselos consigo para siempre.
1 comentarios:
Dejarse llevar por los instintos puede llevar a la ruina.
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