"El ser humano sigue necesitando identificarse
con su reflejo y lo encuentra leyendo y
meditando"
Como no hay deseo, en la casa de la nada, el
alma nunca está quemada.
Aquello que nos confunde, sin duda, es el deseo
que, como apetencia mundana nos desordena
con su apariencia de felicidad.
Sabido es que en el mundo de las formas,
cada tradición tiene su contorno único e irrepetible
a lo que es sensible la materialidad.
Deslubrados por el momento vivimos en una
cultura de la huida pues no sabemos lo
que queremos pero lo queremos, ya.
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