"Nacimos para ser libres y nos perdemos
por los laberintos de la libertad"
En la mayor parte de los trastornos de la personalidad
encontramos la nostalgía.
Esta circunstancia puede frenar nuestra evolución al
quedarnos anclados en el recuerdo de "tiempos felices".
La nostalgia, en dosis moderada, está bien ya que tonifica
nuestro día a día muy ocupado por la evolución. Pero
ojo con ella, pues si nos intoxica demasiado puede
bloquearnos "proyectos futuros" necesarios para
un adecuado desarrollo como humanos.
Esta transformación como humanos, asimismo, debe generar un
sosegado anhelo del bien deseado para evitar entrar
en el absurdo concepto del "no se lo que quiero,
pero lo quiero ya".
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