"Lo que me dijiste ayer no se corresponde con lo que hace hoy"
El rostro de la Emancipación nos lo imaginamos con una dulzura singular que nos
cautiva el corazón y eleva el espíritu.
Tal armonía nos introduce por el camino de la reflexión y del silencio interior,
separándonos del banal ruido qe el mundo nos ofrece.
Tal ensoñación puede transportarnos hacia un edén de paz donde el alma hierve
para redimirnos de la vulgaridad que el egoísmo nos viste día a día.
Así, cuando el sueño se revela, aparece la imagen definida de "la Emancipación" y la sorpresa nos invade y asusta:
"La Emancipación eres tú al liberarte del LEVIATAN DEL YO.
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