"Comunicarse es también entregarse a la escucha"
El otoño, con la melancolía de sus lágrimas, acaricia nuestra esencia.
Su llegada es la belleza del ocaso que, como ciclo, concluye en el frío invierno.
El sol languidece su presencia en los escenarios del otoño, nutriendo a esa ESENCIA de conciencia de existencia que de forma individual y temporal ostenta el humano. Es, con esa atenuación de la luz, cuando tenemos la ocasión de interiorizarnos buscando el desarrollo de nuestro potencial.
En otoño se inicia la renovación mediante la reflexión consciente de todo nuestro universo de ignorancia.
Así, resucitando de nuestro desdén, podremos reducir la brecha abierta entre nuestra capacidad y la realidad mostrada.
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