Una clara sobredimensión del YO es la
práctica del capitalismo.
Como forma de organización socio productivo,
el capitalismo se nutre de la vanidad del YO para situar al individuo en un
plano de excitación consumista que le convierte en un productor-consumidor
nato.
Visto desde una postura judía -fundadores de
la filosofía capitalista- el capitalismo es una herramienta de intoxicación de
los pueblos, a través de las cuales, los Sabios de Sion ejercen el domino
universal.
Liberarse de tal engaño nos conduce hacia la
libertad y para ello se hace necesario un consumo prudente y responsable sin
llegar a los extremos de la miseria.
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