“EL TALENTO SE
HACE, NO SE NACE CON ÉL. Todos podemos desarrollar cierto talento, con
disciplina y dedicación entregada”
Los puestos de
trabajo están transformándose. Y ello, como resultado del cambio de mentalidad
de las personas que los ocupan. Están dejando de tener sentido los organigramas
verticales, el ordeno y mando, la obediencia ciega. Las personas reclaman
sentido, hacer cosas que tengan un propósito claro, más allá de ganar dinero.
En la era creativa, en la que ingresamos a principios de siglo, las ideas, el
talento y el conocimiento son el nuevo petróleo de la economía. Su motor. En
países como Estados Unidos, por ejemplo, esta clase representa ya el 30% de la
fuerza laboral y supone la mitad de todos los ingresos laborales del país.
De nuevo, la
pregunta “para qué sirvo? Se contesta con otra pregunta: “¿Qué sé yo que
ofrezca valor a otras personas’?
Los creativos
son y serán las personas más solicitadas y mejor pagadas. Mientras que los
trabajos repetitivos, manuales, de bajo valor añadido y/o digitalizables se esfuman
o entran en la precariedad, los trabajos creativos ofrecen oportunidades
inimaginables.
¿QUÉ PODEMOS
HACER para formar parte de esta prometedora oportunidad profesional? Una vez
más, invertir en nosotros mismos, en formación actualizada.
Ahora sabemos
que el talento se hace, no se nace con él. Este es uno de los descubrimientos
de la neurociencia más democráticos y alentadores. Todos podemos desarrollar
cierto talento, con disciplina y dedicación entregada. Sabemos que el talento
es el efecto de la práctica y del aprendizaje deliberados durante 10.000 horas.
Es la suma de la aptitud (lo que se sabe) más la actitud /querer saber más y
mejorar).
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