Teniéndola a ella como aliada, jefa, modelo y maestra, vemos no a través de los ojos sino a través de los ojos de la intuición, que tiene muchos. Cuando afirmamos nuestra intuición somos como la noche estrellada: completamos el mundo a través de miles de ojos. La naturaleza salvaje acarrea consigo los fardos de la curación; lleva todo lo que una mujer necesita para ser y saber. Lleva la medicina para todas las cosas. Lleva relatos y sueños, palabras, cantos, signos y símbolos. Es al mismo tiempo el vehículo y el destino. Unirse a la naturaleza no significa deshacerse, cambiarlo todo de derecha a izquierda, del blanco al negro, trasladarse del este al oeste, comportarse como una loca o sin control. No significa perder las relaciones propias de una vida en sociedad o convertirse en un ser menos humando. Significa todo lo contrario, ya que la naturaleza salvaje posee una enorme integridad. Significa establecer un territorio, encontrar la propia manada, estar en el propio cuerpo con certeza y orgullo, cualesquiera que sean los dones y las limitaciones físicas, hablar y actuar en nombre propio, ser consciente y estar en guardia, echar mano de las innatas facultades femeninas de la intuición y la percepción, recuperar los propios ciclos, descubrir qué lugar le corresponde a una, levantarse con dignidad y conservar la mayor conciencia posible. El arquetipo de la Mujer Salvaje y todo lo que ésta representa es la patrona de todos los pintores, escritores, escultores, bailarines, pensadores, inventores de plegarias, buscadores, descubridores, pues todos ellos se dedican a la tarea de la invención y ésta es la principal ocupación de la naturaleza institiva. Como todo arte, reside en las entrañas, no en la cabeza. Puede rastrear y correr, convocar y repeler. Puede percibir, camuflarse y amar profundamente. Es intuitiva, típica y respetuosa con las normas. Es absolutamente esencial para la salud mental y espiritual de las mujeres.
Pinkola
3 comentarios:
Instinto y voluntad van de la mano para poder forjarnos nuestro destino.
Un abrazo muy grande amigo Paco. Todavía estoy por aquí.
La Pinkola es mi ìdola jajajaja
"Mujeres que corren con los lobos", no solo lo deberìan leer las mujeres, sino tambièn los hombres, sus cuentos son luces para alumbrar las profundidades del alma.
abrazos Paquito.
Y feliz Primavera desde mi Buenos Aires querido
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