"En nuestro discurso cotidiano hay que decir en la media que el "otro" pueda escuchar y comprender"
Curiosamente,
los ciudadanos más tradicionales, se quedaron a "cuidar los pueblos"
cuando la industrialización requería "mano de obra" concentrada en
los grandes cadenas de producción. Su argumento, ante tal inmovilismo, fue el
conservar la identidad rural tan enraizada en los territorios patrios.
Con el
transcurrir del tiempo, los generosos "guardianes de la tradición"
han ido desapareciendo sin que "el pueblo" fuera nunca más lo
que fue. Las casas derruidas, las calles embarradas y en el ambiente solo
quedan huellas diluidas de un pasado olvidado por la evolución.
El futuro es de
las nuevas generaciones y no debemos contaminarlas con capítulos del pasados,
con rencores intestinos originados en tiempos preindustriales.
La tradición
debe ser las alas de las nuevas generaciones y no el freno a su ilusión. Nada
ni nadie nos pertenece solo podemos aportar impulso a la evolución.
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