TERTULIAS/CHARLAS SOBRE COACHING EMANCIPADOR EN EL CÍRCULO DE COACHING ESPECIALIZADO.



Periódicamente nos reunimos en "petit comité", con un aforo máximo de 10 personas, para debatir sobre COACHING EMANCIPADOR.
Son diálogos participativos para realizar una "iniciación" en la disciplina del coaching adaptada a tu universo de sueños.
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¡¡¡mis creencias no deben ser las tuyas!!!




¡!!Mis creencias no deben ser las tuyas¡¡¡

“La confianza es la piedra angular de una personalidad  sana: una actitud hacia uno mismo y hacia el mundo que se remonta a experiencias del primer año de vida.”
La confianza en la vida, sin embargo, no está “ahí” sin más, requiere ser aprendida. Investigaciones han mostrado que la madre constituye la verdadera base de confianza para todo el reconocimiento del mundo por parte del infante.
Desde en principio, los humanos aprendemos no sólo a través de la educación, sino también a través de la propia experiencia y a menudo incluso a través del sufrimiento personal. “Gato escaldado del agua fría huye”.
Como experiencia propia quizá más temprana recuerdo lo siguiente: con tres o cuatro años, meto el dedo índice de la mano izquierda en una máquina de cortar pan con intención de sacar de ella un pequeño pedazo de pan y, al mismo tiempo, con la mano derecha, giro la manivela: la yema del dedo junto con la uña se queda cortada en la máquina. A la sazón, un excelente médico de familia consiguió aún coser de nuevo –valiéndose de la piel de la pierna de mi padre- la yema del dedo, de suerte que hoy apenas se percibe la diferencia.
También la primera defunción se me quedó grabada àra siempre en la memoria, a mí, que entonces tenía seis años, la de mi abuela, fallecida en un sanatorio victima de una demencia no atendida, Pálida, serena y bella yacía allí; sólo unas pequeñas moscas rondaban  su nariz sin ninguna resistencia por parte de ella. Me dijeron que ella estaba en el cielo, en aquel tan socorrido “cielo” donde la emancipación sitúa a la mortalidad anónima.
Pero estas experiencias y otras muchas análogas no me dejaron aparente trauma psíquico, ni pudieron conmover mi confianza en la vida.
Soy consciente, por supuesto, de que ya desde pronto y con cada vez mayor frecuencia pueden producirse crisis de confianza: a resultas del fracaso en la escuela, en la formación profesional o la educación superior, en las relaciones personales. Pero también a consecuencia de un futuro sin perspectivas, el paro, la amistad traicionada. O, por cumpla del descalabro profesional, la pérdida de la salud, la a menudo insoportable carga de la vida.
Más la verdadera confianza en uno mismo es requisito de una personalidad fuerte y compasiva. Y cuanto más tiempo pasa, más difícil eludir una consciente decisión fundamental sobre qué actitud adopta uno ante la vida, ante los demás, ante el mundo y ante la realidad. Sin una madura confianza radical, sin una confianza EXISTENCIAL, APENAS RESULTA POSIBLE SUPERAR LA CRISIS DE LA VIDA.

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