Cuando vas a diez mil metros de altura siempre amanece despejado.
Aquellos “modelos mentales” encaminados hacia la autosatisfacción y el consumo están obligados a convivir con una pluralidad de sinsabores propia de este modelo social donde el destino y la vanidad les han situado.
Encontrar el camino que nos conduce hacia la plenitud supone elevar el horizonte de nuestro día a día situándolo lo más cerca posible en la entrega a los demás y en el redescubrimiento propio.
Una opción sugerente es dotarnos de la máxima humildad y generosidad en clara oposición con la soberbia y envidia que nos envuelve frecuentemente. No olvidemos que la inteligencia no se ha dado al hombre para evadirse de sus compromisos reales, sino para cargar sobre sí con lo que realmente son las cosas y con lo que realmente exigen.
Encontrar el camino que nos conduce hacia la plenitud supone elevar el horizonte de nuestro día a día situándolo lo más cerca posible en la entrega a los demás y en el redescubrimiento propio.
Una opción sugerente es dotarnos de la máxima humildad y generosidad en clara oposición con la soberbia y envidia que nos envuelve frecuentemente. No olvidemos que la inteligencia no se ha dado al hombre para evadirse de sus compromisos reales, sino para cargar sobre sí con lo que realmente son las cosas y con lo que realmente exigen.
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