TERTULIAS/CHARLAS SOBRE COACHING EMANCIPADOR EN EL CÍRCULO DE COACHING ESPECIALIZADO.



Periódicamente nos reunimos en "petit comité", con un aforo máximo de 10 personas, para debatir sobre COACHING EMANCIPADOR.
Son diálogos participativos para realizar una "iniciación" en la disciplina del coaching adaptada a tu universo de sueños.
Si estás interesada/o en participar GRATUITAMENTE deja tu reserva en paco.bailac@salaidavinci.es y te informaremos de los calendarios previstos.

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COACHING SOLIDARIO / 3

Cromosoma 2: ESPECIE. “El hombre, con todas sus nobles cualidades, todavía lleva en su estructura corporal la huella indeleble de su humilde origen” Charles Darwin.
La especie humana no es en modo alguno la cúspide de la evolución. La evolución no tiene cúspide y el progreso evolutivo no existe como tal. La selección natural es simplemente el proceso por el cual las formas de vida cambian para adaptarse a la enorme cantidad de oportunidades que ofrecen el ambiente físico y otras formas de vida.
El triunfo ecológico del ser humano tiene un precio muy alto y en breve estamos condenados a la catástrofe: para ser una especie triunfadora, somos notablemente pesimistas acerca del futuro. Pero por ahora somos un éxito como “máquinas de supervivencia”: grandes entidades carnosas conocidas como cuerpos que tenemos la habilidad de invertir locamente la entropía para replicar mejor los genes que poseemos.
Nuestra especie ha replicado constantemente su devoción por el miedo. La necesidad de supervivencia hace que sea el MIEDO un gran protagonista de nuestra vivencia y convivencia. Es el miedo, pues, la gravedad de nuestro instante y el guía de nuestra acción. Si existiera una necesidad evolutiva que pretendiera marcar con mayúsculas nuestro progreso solidario y social deberíamos emanciparnos de la emoción del miedo armonizándola con el compromiso de evolucionar hacia horizontes de auto compromiso y solidaridad.
La división sexual del trabajo en cuestión de alimentación fue lo que nos empujó hacia la monogamia habitual o, al menos, lo que nos arrastró más hacia ella. A diferencia de cualquier otra especie, hemos inventado una asociación única entre los sexos. Al compartir los alimentos vegetales que recogían las mujeres, los hombres habían ganado la libertad de permitirse el arriesgado lujo de salir en busca de carne. Al compartir la carne cazada por los hombres, las mujeres habían ganado el acceso al alimento fácil de digerir, con un alto contenido en proteínas, sin tener que abandonar a sus hijos para buscarlo.
La costumbre adquirida mediante la división sexual del trabajo se ha extendido a otros aspectos de la vida. Hemos desarrollado una aptitud compulsiva para compartir cosas, que ha producido la ventaja de dejar que cada individuo se especializara. Esta división del trabajo entre especialistas, característica única de nuestra especie, ha sido la clave de nuestro éxito dado que ha permitido el desarrollo tecnológico. Y así sucesivamente, dando vueltas alrededor de las teorías, entramos en una espiral de justificaciones reconfortantes que tratan de demostrar cómo llegamos a ser lo que somos.
Al igual que el genoma cuanta la historia de nuestra evolución, el estudio de nuestros actos “comprometidos” anclan las acciones solidarias de nuestra existencia. Con su análisis, quizá, podamos observar que toda nuestra actividad (interna y externa) está orientada hacia una posible implicación con el entorno más que a un compromiso solidario. Cómo responderíamos a preguntas de este tipo: ¿con qué estás comprometido individual y socialmente? La respuesta sincera nos permitirá observar la distancia (si la hay) entre nosotros y el chimpancé.
Cuando verdaderamente nos planteemos modificar, desde la evolución, la “cultura” que nos ha guiado en nuestra interpretación del espacio y tiempo que nos toca vivir, lo hemos de hacer de manera colegiada, en equipo y desde una perspectiva nueva libre de postulados arcaicos. En este estadio, la disciplina del coaching, puede colaborar en nuestra emancipación dándonos conciencia de nuestro potencial.

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