Sobre cada niño debería ponerse un cartel que diga:
Tratar con cuidado, contiene sueños.
Toda vez que nunca conoceremos nuestro día postrero,
podemos sentir desprecio del propio Ser al vivir
en la indiferencia hacia los demás.
Con el corazón vacio pretendemos alcanzar la Emancipación
y ella no se muestra pues nos obvia por insensatos.
Sentimos amargura por el tiempo perdido dado que hemos
gastado la vida en lo absurdo guiados por la codicia.
Los humanos no pensamos en la muerte ni en la nada y
"paseamos" por el consumo como su fueramos
propietarios en la eternidad.
Podemos dirigirnos hacia el "entender" no hacia
el creer y quizá así demos más sentido
a una existencia opaca y egoista.
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