Asomé para ver
el fondo de mi vida.
Quedé aterrado
y comprobé
que no había más
de aquel que alcanzaba
mi mano en la espesura
del vacío.
Acostúmbrate a prestar mucha atención a lo que "el otro" dice, y en la medida de lo posible, ponte en el alma del que te habla.
Muy posiblemente, cuando seas generoso en la tolerancia con los demás, se rían de tí, te consideren débil y se aprovechen de tú comprensión amorosa y desinteresada.
Lo único que está hambriento de saciar es el egoísmo que, desde su propia naturaleza, pide dosis de tí sin la más mínima delicadeza.
Ante esta oscura manifestación satánica, sigue en tu labor de cercanía al otro estimando que éste no son los demás. Éste es tu parte externa que te sigue a través del amor.
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