El
paciente lo es porque espera con paciencia la suerte de su destino.
Sentado, con más o menos comodidad, atiende esperanzado
su turno en la pantalla.
Los sonidos de alerta abren la esperanza ante la
posibilidad de ser atendido.
Cuando finalmente es el sujeto de atención del equipo
sanitario empieza el siguiente calvario. ¿Tendré algo?
Las pruebas son amables. Habitualmente no te hacen sentir
un objeto aunque excepcionalmente hay desviaciones.
Finalmente llega el veredicto....y cada uno acepta su
suerte. Todo tiene que llegar y el desenlace es inevitable. Ya solo queda la
dignidad en la espera del momento.
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