Las belleza de la liturgia.
Como culto comunitario, toda manifestación de amor hacia la emancipación la embellece y dota de un enigmático misterio de belleza colectiva espiritual.
Desde ella nos disponemos a disfrutas de un banquete de sentidos donde obtenemos el estímulo de una mente que estudie, unos oídos que escuchen, unos ojos que miren, una boca que cante y un corazón que ame.
Así, la emancipación, toma forma de carne humana y desde esa gracia que obtenemos una proyección que nos aleja de la caverna simbolizada en la “cueva” del nacimiento.
Todos somos niños que A travÉs de la evolución ADQUIRIMOS LA CONDICIÓN DE HUMANO MÁS O MENOS CON CAPACIDAD ESPIRITUAL QUE NOS PERMITE ENCARNARNOS EN UN CICLO DE VIDA ACEPTANDO LA MUERTE.
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