Nosotros aunque separados seguimos juntos.
La distancia no puede desunirnos pues,
en las almas, nunca hay distancia
simplemente amor.
Así sólo soy camino
no juez.
Ventajas de comunicarse a diario
FERRÁN RAMÓN CORTÉS
FERRÁN RAMÓN CORTÉS
Dejamos de saludarnos en la calle, de hablarnos en el ascensor, no nos prestamos atención los unos a los otros. Estamos perdiendo la pequeña comunicación. ¿Cuáles son sus consecuencias?
Tuve el privilegio de hacer una conferencia en un pequeño pueblo de la isla de Menorca. Hablé sobre lo mío –la comunicación–, y en el coloquio, un hombre mayor del pueblo me dijo: “Todo esto que cuenta me parece muy interesante, pero estuve hace unos días en su ciudad, Barcelona, y una de las cosas que me llamó más la atención fue que allí ni se saludan: la gente se cruza por la calle y no se dice nada…”.
“El proceso de empatía debe empezar por detectar la existencia mutua y por no saltarse la pequeña comunicación”
No estoy seguro de que en una gran ciudad pudiéramos andar saludándonos todos por la calle. Este probablemente sea el encantador privilegio de los pequeños pueblos, pero el comentario de aquel hombre me hizo reflexionar. Porque en las grandes ciudades no nos decimos nada por la calle, y es lógico, pero cada vez nos decimos menos en la oficina, en el ascensor o en el quiosco. Estamos renunciando a la comunicación diaria, con las consecuencias que ello pueda tener para nuestras relaciones y para nuestra propia vida.
UN GESTO DIARIO
“Cuando nos comunicamos, no sólo pasamos información, sino que también hacemos relación” (Sebastià Serrano)
Las prisas, la rutina, la falta de atención... Todo ello nos está haciendo perder la comunicación cotidiana. Entramos en la oficina dando un “buenos días” general que no va dirigido a nadie en concreto. Atravesamos largos pasillos sin decir nada a los compañeros que nos vamos cruzando. Entramos en una reunión leyendo el memorándum que llevamos en la mano. Y por el camino perdemos la oportunidad única de sentirnos y hacer sentir a los demás personas. La comunicación cotidiana puede parecernos intrascendente, pero tiene un gran valor. Es expresión de afecto y una gran fuente de motivación. Un “buenos días” sincero y atento o 30 segundos para compartir una pequeña vivencia crean grandes vínculos de relación.
Personas invisibles. En las encuestas de motivación y clima laboral aparecen de forma recurrente los problemas de comunicación entre los empleados y sus jefes. Y una de las expresiones que más se repite es la de que “parece que soy transparente para mi jefe”. Esta queja tiene relación directa con la negligencia en el uso de la comunicación diaria. La encontramos en jefes que entran sin saludar, o las primeras palabras que intercambian con un subordinado son para pedirle algo. Jefes incapaces de percatarse de la cara de cansancio de alguien o de su radiante expresión porque algo especial ha ocurrido.
La primera y fundamental misión de la comunicación diaria es reconocernos mutuamente nuestra presencia y existir para el otro como personas. El saludo, la pequeña charla, el prestar atención a la expresión del otro, hace que sienta que cuenta para nosotros, y es un elemento básico y esencial de motivación.
La empatía es esencial para nuestras relaciones. La reciente investigación neurológica sugiere que son las neuronas espejo las responsables de que seamos capaces de “ponernos en la piel del otro”, de ver el mundo a través de la perspectiva del otro.
El proceso de empatía debe empezar necesariamente por detectarse la existencia mutua. Y a este proceso contribuye de forma decisiva la comunicación diaria. Es más, podemos afirmar que es su primer y primordial objetivo. Entrar en contacto con los demás es el preludio necesario para captar gestos, sus expresiones, para saber de ellos y captar su estado emocional. La empatía empieza por no saltarse la pequeña comunicación.
Además, en la interacción humana se produce un efecto de contagio emocional. Como afirma el profesor Serrano, “las emociones saltan de una mente a otra como si nada, los sentimientos son contagiosos, más que las ideas”. La comunicación cotidiana es la plataforma ideal para “contagiar” a los demás dosis de optimismo, de energía, que contribuyan a mejorar su particular día.
GANAR UNA RELACIÓN
“Es más fácil traducir nuestras acciones en sentimientos que nuestros sentimientos en acciones” (James Hunter)
Es cierto que nunca tenemos tiempo, como no menos cierto es que sabemos encontrarlo para lo que nos interesa. A veces podemos percibir como un gasto de tiempo que no nos podemos permitir el relacionarnos constantemente y a diario con los demás, pero puede resultarnos una valiosa inversión. Porque la confianza es lenta y laboriosa de tejer, y, sin embargo, una relación de confianza hace muy eficiente la comunicación y ahorra muchas explicaciones y discusiones innecesarias. En este sentido, la comunicación diaria se ha demostrado como un instrumento infalible de construcción de confianza. Lo que a priori pueda verse como una pérdida de tiempo, se recupera con creces cuando se ha creado una relación.
La comunicación diaria no es un problema de tiempo. Es un problema de hábito. Es cuestión de crear (o recuperar) el hábito. Y con él, descubrir que siempre hay tiempo para este pequeño intercambio.
Asegura el profesor Serrano que el afecto es el primer indicador de la calidad de la comunicación. Debemos proveer de afecto la comunicación diaria. Debe convertirse en la pequeña dosis matinal de cariño que a todos nos gusta recibir o la imprescindible dosis de energía con la que empezar el día.
Hay una diferencia significativa entre la expresión educada y la muestra de afecto. En este sentido, sacar la comunicación diaria del puro protocolo y darle un personal significado es esencial para que cumpla su cometido y transmita el afecto que ha de transmitir. Podemos usar las palabras para esta comunicación, pero tenemos otros poderosos recursos, como la mirada o el tacto. Regalarnos una mirada de complicidad o hacernos un regalo táctil es en muchos casos la mejor manera de comunicarnos con los demás.
¿A diario o en grandes momentos? Cuestioné recientemente a un directivo su descuido por la comunicación diaria. “No te preocupes”, me contestó. “Tengo grandes conversaciones con mi gente cuando lo necesitan y todos saben que mi despacho siempre está abierto”. Es cierto y me consta, y es una gran virtud que tiene. Pero ambas comunicaciones son complementarias y cada una de ellas cumple con una misión. Las grandes conversaciones son para los grandes temas. La pequeña comunicación es para darnos una pequeña dosis matinal de afecto, para darnos día a día la necesaria motivación. Porque a veces nos ayuda tanto este pequeño gesto diario como una larga y trascendente conversación.
Sería deseable que nadie nos pasara desapercibido. Que no tuviéramos prisa al comprar el periódico, que buscásemos con la mirada los ojos del camarero que nos sirve el café. Que todos los que se mueven a nuestro alrededor se sintieran dignos de nuestro aprecio y afecto. Y sería deseable por ellos, pero también por nosotros. Porque, como reza el aforismo, “la mano que te da una rosa siempre conserva una parte de su fragancia”.
“Es más fácil traducir nuestras acciones en sentimientos que nuestros sentimientos en acciones” (James Hunter)
Es cierto que nunca tenemos tiempo, como no menos cierto es que sabemos encontrarlo para lo que nos interesa. A veces podemos percibir como un gasto de tiempo que no nos podemos permitir el relacionarnos constantemente y a diario con los demás, pero puede resultarnos una valiosa inversión. Porque la confianza es lenta y laboriosa de tejer, y, sin embargo, una relación de confianza hace muy eficiente la comunicación y ahorra muchas explicaciones y discusiones innecesarias. En este sentido, la comunicación diaria se ha demostrado como un instrumento infalible de construcción de confianza. Lo que a priori pueda verse como una pérdida de tiempo, se recupera con creces cuando se ha creado una relación.
La comunicación diaria no es un problema de tiempo. Es un problema de hábito. Es cuestión de crear (o recuperar) el hábito. Y con él, descubrir que siempre hay tiempo para este pequeño intercambio.
Asegura el profesor Serrano que el afecto es el primer indicador de la calidad de la comunicación. Debemos proveer de afecto la comunicación diaria. Debe convertirse en la pequeña dosis matinal de cariño que a todos nos gusta recibir o la imprescindible dosis de energía con la que empezar el día.
Hay una diferencia significativa entre la expresión educada y la muestra de afecto. En este sentido, sacar la comunicación diaria del puro protocolo y darle un personal significado es esencial para que cumpla su cometido y transmita el afecto que ha de transmitir. Podemos usar las palabras para esta comunicación, pero tenemos otros poderosos recursos, como la mirada o el tacto. Regalarnos una mirada de complicidad o hacernos un regalo táctil es en muchos casos la mejor manera de comunicarnos con los demás.
¿A diario o en grandes momentos? Cuestioné recientemente a un directivo su descuido por la comunicación diaria. “No te preocupes”, me contestó. “Tengo grandes conversaciones con mi gente cuando lo necesitan y todos saben que mi despacho siempre está abierto”. Es cierto y me consta, y es una gran virtud que tiene. Pero ambas comunicaciones son complementarias y cada una de ellas cumple con una misión. Las grandes conversaciones son para los grandes temas. La pequeña comunicación es para darnos una pequeña dosis matinal de afecto, para darnos día a día la necesaria motivación. Porque a veces nos ayuda tanto este pequeño gesto diario como una larga y trascendente conversación.
Sería deseable que nadie nos pasara desapercibido. Que no tuviéramos prisa al comprar el periódico, que buscásemos con la mirada los ojos del camarero que nos sirve el café. Que todos los que se mueven a nuestro alrededor se sintieran dignos de nuestro aprecio y afecto. Y sería deseable por ellos, pero también por nosotros. Porque, como reza el aforismo, “la mano que te da una rosa siempre conserva una parte de su fragancia”.
9 comentarios:
Cada uno esta tanto en su mundo que no puede estar en otros, eso se escucha mucho ¿Queres que escuche a otro con todos los probleas propios que tengo? no puedo, no quiero, no lo necesito. ¡¡Nosaben lo que se pierden!! Si hay algo que me pone bien es recibir sonrisas y saludos cuando salgo y cuando entro a lugares y en mi trabajo saludo a todo el mundo y asi siento que el otro existe y yo tambie! Me retroalimenta! No se pierde y se gana mucho! un abrazote!!!
Estamos tan ocupados mirándonos nuestro ombligo, que perdemos de vista al otro, el encuentro con el otro es lo único que no hay que perder de vista.
Hay besos y abrazos que sólo pueden dar las almas!
Cada alma está escrita con un guión diferente, lo que cambia es el argumento.
Bellísimo Paco
el tema de hoy esencial en nuestras vidas
me quedo con "La comunicación cotidiana es la plataforma ideal para “contagiar” a los demás dosis de optimismo, de energía, que contribuyan a mejorar su particular día".
Pero volveré a leerte, me voy pensando...
Que tengas buenas noches!!
Besos
Muy bueno tu post,Paco..
Estamos perdiendo esa empatía cercana de encontrar en el "otro"alguien muy parecido a nosotros.Es sumamente importante que,nos saludemos abriendo puertas y ventanas de la mente y el corazón..El intercambio de palabras y gestos positivos son necesarios para crear todos juntos una "buena energía.."Una cadena humana de comunicación que nos salve de la trampa del "ego.."y nos ayude a crecer espiritualmente.
Te agradezco mucho tu visita,Paco.
Mi felicitación y mi abrazo,grande.
M.Jesús
Cuánta razón tienes. Muy buen tema y muy actual.- Felicitaciones! Un abrazo.
Paco
es tiempo de mucha lectura,
gracias por abrir nuestros corazones con tus palabras pensantes y sensitivas
Abrazos
Buenos dias amigo Apco, ¿como va todo?, seguro que bien.
No nos comunicamos . Hay necesidad de comprension , de sentir ese amor entre todos, solo nos acercamos cuando sentimos miedo , cuando la soledad nos puede.
Necesita el mundo mas union, mas contacto, mas acercamiento, ser mas solidarios.
Un fuerte abrazo Paco.
Hola Paco ¡¡Aué alegria saber de ti!! Estoy muy desconectada de todo, hasta de mi misma, Estoy pasando una etapa de cambios importantes y estoy como absorbida por mi realidad.
Estoy trabajando para cambiar esto y tengo que comenzar por retomar tiempo para MI. El nivel de exigencia a mi alrededor es demasiado. ¿Cómo estas amigo?¿Tu salud ha mejorado? Un gran abrazo. Comenzaré de nuevo a leerte y a disfrutar de tus palabras. Me hace falta!!!
Fenomenal este post Paco, aunque con algo de retraso, siempre vengo. Para mi la comunicación es fundamental y de gran valor en las relaciones humanas.
La palabra bien hablada puede envenenar o embelesar, con la palabra podemos crear realidades, causar conmociones de diversa índole, suscitar emociones, y especialmente darles forma a las diversas circunstancias de la vida. Quien la escucha o la lee podrá según sus parámetros de persuasión, ser hondamente impresionado tanto positiva como negativamente.
Mi hija me dice “señora hola” porque voy por la calle saludando a todo el mundo, es muy gratificante.
Un abrazo y gracias por lo importante de tu aportación a nuestro día a día.
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