"somos insensibles a las necesidades
del otro"
Ya desde tiempos de Nietzsche el individuo moderno
se enfoca en arrancar el fruto lo antes posible en
lugar de seguir plantando más árboles que los
produzcan. Este es el rasgo más distintivo de
la putrefacción del ser humano.
Hay entre todos los humanos, como en el resto
del mundo animal, un exceso de sujetos enfermos,
degenerados y fracasados cuyo único destino
posible es el sufrimiento donde los casos de éxito
son la excepción, no la norma.
A todos ellos se hace aconsejable recomentarles
el abandono del sosiego, la queja y el confort, tan
frecuente en los "seres acomodados" para iniciar una
etapa de compromiso con la evolución.
Nietzsche
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