"no es oro todo lo que reluce"
La misión de todas y cada una de las entidades, públicas y privadas,
destinadas y orientadas hacia la evolución de las personas al borde de la exclusión,
es y debe ser su adaptación plena a la sociedad del bienestar,
por sí mismas.
Las limosnas y demás subvenciones, solo deben ser el impulso emancipador
de cada uno de sus miembros y no un "mous vivendi" de cuidadores y cuidados.
La sociedad donante debe cuidar las pácticas tóxicas de dependencia
que solo sirven para perpetuar la dependencia de los débiles,
tanto en su versión de excluido como de cuidador/carcelero
¡¡¡ que termine la farsa !!!
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