Ojalá nunca hayas leído nada de lo que
te escribí, porque me destrozaría saber
qué a pesar de eso no me has buscado.
Cuando abandonamos los espacios de la ilusión y
entramos en el jardín de la realidad,
debemos aceptatar la distancia inevitable
entre ambos, y desde este nuevo
escenario, iniciar la andadura hacia
un progreso emancipador.
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