"Hay dos tipos de silencios: Los que callan
porque no sienten nada, y los que
no dicen nada porque lo sienten todo".
¿Cómo habitar la propia existencia,
¿cómo crear lazos de unión
fecundos con los demás,
si estamos continuamente
proyectados
fuera de nosotros mismos?
No se trata de encerrarse sino
de responder a una llamada.
Aprender a vivir consigo mismo
para estar en presencia de la Emancipación
es una camino de liberación para
situarnos en la entrega al otro.
Se trata de dejarse conducir ahí donde
nosotros mismos no iríamos.
Un camino de humildad ruda pero del
cual se saca fecuentemente
mucha alegría.
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