La
vida no es una ciencia exacta, es mejor cuando improvisas.
Generar
y conservar la belleza debe suponer un reto permanente para la humanidad. Me
refiero a la limpieza del alma que se manifiesta en el comportamiento humano.
No hablo de la belleza física y de todo aquello que supone la satisfacción
temporal de sus vilezas. Me refiero al asombro de un niño o a la sonrisa de un
bebé, por poner un ejemplo.
Al
caminar por los senderos de la vida, perdemos alegría y esperanza ganando en
acritud y desconsuelo. Cada etapa tiene su belleza que, compartida se
multiplica. Cada uno de nosotros, al ser singular, tiene una contribución
personal a la belleza que irá conformando un mosaico de ilusiones para
gratificar los minutos de monotonía que nos regala la costumbre.
Crea
tu propia belleza y no la copies de épocas anteriores, quizás te darás cuenta
que lo bello no está muerto en los museos.
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