
"La vida es lucha" y muchos son los motivos del sufrimiento, pero todos son experiencias vitales.
"Dar lo mejor al prójimo" debe ser el reto permenente que empuje nuestra voluntad.
Con más frecuenca de la deseada, este objetivo va en contra de nuestros intereses ya que vivimos para alimentar el ego dentro de una actitud banal que ignora al otro.
La vida del humano, tal como nos enseñado en la sociedad de consumo, es solo una crónica aséptica de acontecimientos carentes de profundidad existencial que nos hace vivir sin esperanza ni amor aislados en el "sí mismo".
Ante esto, podemos tomar una actitud que genere esperanza impulsando, con ella, a quién nos rodea, liberándolos de la ignorancia que les propone el egoísmo.
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