TERTULIAS/CHARLAS SOBRE COACHING EMANCIPADOR EN EL CÍRCULO DE COACHING ESPECIALIZADO.



Periódicamente nos reunimos en "petit comité", con un aforo máximo de 10 personas, para debatir sobre COACHING EMANCIPADOR.
Son diálogos participativos para realizar una "iniciación" en la disciplina del coaching adaptada a tu universo de sueños.
Si estás interesada/o en participar GRATUITAMENTE deja tu reserva en paco.bailac@salaidavinci.es y te informaremos de los calendarios previstos.

¡¡¡Ven te esperamos!!!



¿YA TIENES EDAD Y MODELO MENTAL PARA ALEJARTE DEL DESEO?




¿NUESTROS DESEOS NOS PUEDEN LLEVAR A UN ESTADO DE PAZ INTERIOR?

"El deseo implica apertura
a la alteridad: trascender tu yo,
tu pequeño mundo, para abrirte al otro" (Javier Melloni)
Los deseos son uno de nuestros motores. La pregunta clave es: ¿cuál es el deseo por el que vale la pena luchar y satisfacer?
El deseo esencial está conectado con tres ejes. El primero es el deseo de conocer y ampliar nuestros horizontes. Desde pequeños nos mueve la curiosidad por saber y por comprender el mundo que nos rodea. El segundo eje es el impulso de hacernos completos. "Tu conciencia proviene de la unidad", dice Deepak Chopra. Por eso deseamos la unión, sentirnos el uno con el otro. Es un deseo que nos conduce fuera de nosotros. Amamos y buscamos ser correspondidos. Nos damos al otro desde nuestros dones, sintiendo así alegría. El tercero es el impulso a actuar para expresar la creatividad. Así nos damos al mundo desde nuestro talento y nuestros dones. Una acción con la que aportamos y construimos un mundo mejor nos llena de sentido.
Cuando nos desviamos de estos tres ejes esenciales nos invade la sensación de carencia. Tenemos carencias afectivas, estamos faltos de conocimiento o nuestras acciones están vacías de sentido. El resultado es que sentimos un estado de necesidad.
La necesidad crea un vacío que nos impulsa a relacionarnos para cubrirlo con amor y con poder. Nos atrae el amor. Nos atrae el poder. Sin darnos cuenta, caemos en la trampa de un amor que no es amor, sino deseo, y de un poder que no es poder, sino codicia.
Cuando el deseo invade el alma y esta no lo puede contener, este se convierte en algo destructivo y devastador como el cáncer que devora todo lo que encuentra a su paso. Se convierte en una dependencia que pasa a ser una adicción. Adicción al sexo, a la bebida, a los malos tratos, a la sumisión, a someter, al dinero... Entonces el deseo nos esclaviza. Perdemos la soberanía interior. Somos marionetas del deseo. No es de extrañar que vivamos insatisfechos y frustrados. Para huir de estas sensaciones, nos distraemos. Y así seguimos en la rueda del deseo insaciable.
Deje de ser marioneta del deseo. El primer paso para lograr dominio sobre uno mismo es, precisamente, desearlo. El poder mental es capaz de canalizar los pensamientos de manera positiva. Solo cuando uno se da cuenta de lo que subyace a sus deseos puede transformarlos. ¿Qué encubre el deseo que nos vence? ¿Qué es lo que realmente desea? Buscamos amor, paz, respeto, atención, o bien queremos huir de una situación que nos sobrepasa. Aunque la mente suele pedir cosas visibles y materiales, sus necesidades son más profundas y ninguna cosa superficial y efímera puede satisfacerlas.
La meditación nos conduce hacia lo auténtico y eterno. También ayudan las afirmaciones y la visualización. Visualizar consiste en crear imágenes positivas en su mente y, de esta forma, reforzar el pensamiento y fortalecer su voluntad para alcanzar aquello que afirma.
Las afirmaciones son pensamientos determinados. Son promesas que nos hacemos a nosotros mismos. Sirven para romper los hábitos negativos o pensamientos débiles. Por ejemplo: "Hoy haré que el pasado sea pasado y miraré al futuro con una nueva visión". El pasado tiene buenas y malas experiencias. Sin embargo, tendemos a evocar lo negativo. El efecto de esto es que nuestra actitud hacia el futuro se contamina. Un método efectivo para soltar el pasado es ver el beneficio que hubo. Cuando se reconoce un beneficio en lo que sucedió, es más fácil terminar con el resentimiento o la aflicción.

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