TERTULIAS/CHARLAS SOBRE COACHING EMANCIPADOR EN EL CÍRCULO DE COACHING ESPECIALIZADO.



Periódicamente nos reunimos en "petit comité", con un aforo máximo de 10 personas, para debatir sobre COACHING EMANCIPADOR.
Son diálogos participativos para realizar una "iniciación" en la disciplina del coaching adaptada a tu universo de sueños.
Si estás interesada/o en participar GRATUITAMENTE deja tu reserva en paco.bailac@salaidavinci.es y te informaremos de los calendarios previstos.

¡¡¡Ven te esperamos!!!



TEXTOS PARA EL ALMA 401

 
 
Nuestra cotidianidad no precisa recetas mas no sobran estas reflexiones:
Toma tiempo para trabajar; es el precio del triunfo.
Emplea tiempo en pensar; es la fuente de la Emancipación.
Utiliza tiempo para jugar; es el secreto de la perpetua juventud.
Aparta tiempo para leer; es el cimiento de la sabiduría.
Dedica tiempo a ser afable; es el camino a la dicha.
Ocupa tiempo a soñar; es el eslabón que une tu corazón a una estrella.
Invierte tiempo en amar; es tu privilegio.
Toma tiempo para reír; es la música del alma.
Trabaja tu "plan de carrera"; para alcanzar la libertad.

Además......¡¡¡que tengas suerte!!!

SI TE SIENTES DOLIDO POR LAS COSAS EXTERNAS, NO SON ESTAS LAS QUE TE MOLESTAN, SINO TU PROPIO JUICIO ACERCA DE ELLAS. Y ESTÁ EN TU PODER CAMBIARLO AHORA MISMO

Somos lo que pensamos

La vida tiene altos y bajos y no siempre se pueden sortear, pero sí podemos cambiar lo que sentimos. Entrenar otra forma de pensar es el primer paso para conseguirlo


Hoy día es indiscutible la relación estrecha y dependiente que existe entre nuestra psique, emociones, conductas y la salud física. Se influyen y afectan de forma bidireccional. Situaciones como el dolor crónico, la falta de trabajo, una ruptura sentimental, hacer cola en el banco o el mismo tráfico generan en nosotros pensamientos negativos, incluso catastróficos: “Estoy harto, no puedo más”, “Este dolor me limita y no puedo hacer nada, se me quitan hasta las ganas de vivir”, y un largo etcétera. La mente puede ser nuestra principal aliada, pero también nuestra mayor rival.
Las personas suelen culpar y maldecir al entorno, a lo que ocurre a su alrededor, porque lo identifican como el causante de su malestar y sufrimiento. Pero ¿lo de fuera le genera malestar, o son sus interpretaciones sobre lo que ocurre a su alrededor lo que condiciona sus emociones?


Nuestros pensamientos influyen en nuestros comportamientos y nuestras emociones. Dependiendo de la corriente psicológica o el profesional al que lea o visite, los tachará de pensamientos negativos, catastróficos, limitantes, destructivos o inútiles. Qué más da el concepto. Lo que importa es el poder que tienen para influenciarnos, tanto positiva como negativamente.
Muchos pacientes dicen tener la cabeza como una lavadora. Ideas, miedos, discursos aterradores, pensamientos que no paran de dar vueltas en la mente. Se sienten atrapados entre palabras, incapaces de pararlas o desatenderlas. Hay personas que odian relacionarse consigo mismas porque lo que “su mente les dice” les causa una angustia tremenda.

Ahí van dos buenas noticias. La primera: usted es en gran parte el responsable de lo que siente. No es el entorno el que le genera ansiedad, sino la interpretación que usted hace del entorno. Esto le responsabiliza y también le permite controlar y actuar sobre lo que siente. Muchos querrían desligarse de todo y seguir echando la culpa de su malestar a la sociedad y a lo mal que está todo. Pero esta opción le limita y le deja sin recursos.

El victimismo provoca que piense
más en lo que no funciona
que en lo que va bien
La segunda buena noticia es que puede modificar su estilo cognitivo en el momento en el que decida entrenar otra forma de pensar. Cientos de miles de personas consiguen preparar y acabar un maratón a pesar de lo dura que es esta prueba. Pero cuando hablamos de modificar lo relacionado con la psique, lo asociamos enseguida a dificultad, a falta de fuerza de voluntad y a nuestra forma de ser, y cuestionamos la posibilidad de cambio. Siga estos consejos para poner el pensamiento a raya.
Olvide la idea de convertirse en una persona superpositiva y superoptimista. El mundo no es de color rosa, pero tampoco un lugar negro y hostil. Se trata de buscar la utilidad de lo que piensa. Los pensamientos y las emociones son útiles cuando nos permiten resolver lo que nos preocupa e inútiles cuando no podemos hacer nada por aliviarnos. Confíe y delegue, y permita que al hacerlo los demás actúen con autonomía. El exceso de control genera ansiedad. Cuando delegue aquello de lo que no se puede responsabilizar, imagine un interruptor en la mente y póngalo en desconectado cada vez que aparezca de nuevo la preocupación. Dejar de prestar atención a lo inútil no es irresponsable. Todo lo contrario, permite que esté en el presente. Lo que sí es irresponsable es tener una reunión de trabajo y que su mente dé vueltas a un problema que no puede resolver por más que quiera y que ese estado impida concentrarse en lo único que puede atender: la reunión.
Escriba. No se trata de desconfiar de la memoria, pero para facilitarle el cambio de pensamiento necesita coger el hábito de escribir aquello que desea pensar. Escribir es una conducta organizada y facilita el aprendizaje. ¿Recuerda cómo aprendió a hacerlo sin faltas de ortografía? A base de repetición. La maestra detectaba una falta y usted la repetía en su cuaderno 10 veces. No aprendió a escribir correctamente simplemente pensando en que tenía que hacerlo. Necesitó un proceso. El mismo que requiere ahora para modificar su estilo cognitivo.
Deje de rumiar. Dar muchas vueltas a sus preocupaciones es el problema, no la solución. Rumia buscando argumentos que le dejen tranquilo, esperando encontrar esa idea brillante con la que calmar sus emociones. Pero nuestro cerebro no se apacigua dándole vueltas a ideas no controlables. En lugar de tanta vuelta, piense en soluciones. En vez de centrarse en “¿por qué me ha pasado esto a mí?”, lleve su energía a “¿qué tengo que hacer, cómo me puedo implicar para encontrar una solución?”. Piense siempre en sumar.
No lo racionalice todo, porque no todo tiene un razonamiento lógico. La vida es matemáticas, ciencia, pero también intuición y sensaciones. Aprenda a vivir con un grado de incertidumbre y a tomar decisiones con un poquito de riesgo. Considere el error como parte del juego. Genera tranquilidad la idea de que puede equivocarse y que, en el caso de fallar, buscará soluciones para volver a intentarlo. Generarse presión con ser perfecto incrementará su nivel de miedo y ansiedad, y con ello, los errores. Y eso es lo que desea evitar.

Acepte lo que no dependa de usted. Los discursos internos relacionados con lo injusta que es la vida y con lo que no se merece pero le ha tocado solo le llevan a sentirse desgraciado. Todos hemos vivido alguna vez el lado injusto de la vida. Su existencia tiene problemas y tiene momentos maravillosos. Pero el victimismo, la falta de recursos o la baja autoestima pueden provocar que atienda, hable y piense más en lo que no funciona que en lo que va bien. Cambie su visión y su discurso. No meta el dedo en la llaga, sobre todo con carpetas del pasado. Acepte. Aceptar no es resignarse.

Quite valor a lo que no lo tiene. Si cada preocupación se convierte en una batalla personal, estará combatiendo día y noche. Usted y su escala de valores son los que deben decidir si es importante o no. No busque soluciones por las noches. Tendemos a ver todo de forma mucho más catastrófica. Las noches son para dormir, no para resolver dilemas.
Anticipar lo que puede ocurrir de forma negativa no le protege. Muchas veces anticipamos lo que no depende de nosotros: “Seguro que el profesor pone un examen dificilísimo”, “No me inspira ninguna confianza este partido, el rival lo va a dar todo”. Muchos de sus miedos versan sobre un futuro que no va a suceder. Al final, no todo termina saliendo bien, pero sí es cierto que no es tan trágico como había pronosticado. Se ha dedicado a sufrir por situaciones que no pasarán o que, si ocurren, no serán tan tremendas como imagina. El miedo anticipatorio solo aumenta su nivel de ansiedad y preocupación. Le impide estar pendiente de lo que sí funciona y le genera la sensación de vivir en un mundo amenazante. Cuando esto ocurra, sustituya su miedo al futuro por un simple “bien, pudiera ser, lo que tenga que ser será”.
Ríase de lo que piensa. ¡Qué absurdas nos parecen algunas de las ideas a toro pasado! Pruebe a hacer el ejercicio de ver la parte cómica en el momento real. Apreciar el lado humorístico le confiere control sobre sus preocupaciones y emociones. El humor también se entrena. No lo descarte por no ser hábil ni ágil con él. Vea películas, hable con personas que se ríen de sí mismas y comprobará que pronto se le contagia.
Rete a sus miedos. “Pero tú, piltrafilla, ¿acaso vas a poder conmigo?”, “¿Me voy a dejar amedrentar por ti? Pero si no tienes ni media bofetada”. Hablarle en este tono a sus miedos hará que se sienta superior a ellos.
No tenga conversaciones absurdas con sus pensamientos. No se enrede en ellos. Sus pensamientos negativos son rabietas que buscan su atención, y como se siente angustiado, se la presta. Contémplelos como si no fueran con usted. Lo que habla en su favor son sus actos, no lo que piensa. Déjelos estar en su mente, como quien acepta una peca en el brazo. Si no los escucha, dejarán de darle la lata. Cuando aparezcan, diga: “Gracias, mente”, y lleve su foco de atención a otro lugar.
Recuerde, no se puede “no tener pensamientos” por mucho que le atormenten. Lo que sí puede es elegir otros. Como dicen en la película El guerrero pacífico, “la vida es elegir, puedes elegir ser una víctima o cualquier otra cosa que te propongas”.

TEXTOS PARA EL ALMA 400

   
 
 Que la paz nos acompañe por los caminos de la verdad para una Emancipación renovada.....
Estas cuatro palabras, muchos de nosotros, a primera vista nos puede parecer una simpleza emocional.
Pero si tenemos más de 45 años y ya estamos en el paro le daremos otra interpretación.
No hay PAZ laboral entre patronos y obreros, entre directivos y ejecutivos, entre hombres y mujeres.
La sociedad capitalista dominadora en el posfranquismo no ha trabajado ningún PLAN DE CARRERA para la población. Pan hoy y hambre mañana para salir del paso ignorando las verdaderas necesidades del ciudadano en el actual marco europeo.
No hay ni renovación ni Emancipación, hay silencio y obediencia cubiertas de ignorante comodidad adormilada por el turismo y comida basura.
¿Cómo concienciar al ciudadano de que hay esperanza en él?
Uuffff a nadie le interesa ni al propio ciudadano que prefiere comprar a sus adolescentes una camiseta deportiva en lugar de un libro.

La paz social es ocuparse del prójimo como signo infinito de amor desinteresado, cultivando por todos los rincones de la sociedad la imprescindible necesidad de compromiso con el esfuerzo en liberar aquel potencial que el destino nos ha regalado.

TEXTOS PARA EL ALMA 399


 La gente más feliz no tiene las mejores cosas; solo aprovechan al máximo todo lo que tienen. La felicidad está en nuestro interior y no afuera; por lo tanto no depende de lo que tenemos sino de lo que somos.


TEXTOS PARA EL ALMA 398

   

En los momentos que camines por el valle puedes estar segura de que no estás sola.
Su presencia es real y nos acompañara durante los momentos difíciles y en los cambios que tiene la vida.

La Emancipación, aunque caminemos por el valle con la sombra de la muerte, siempre estará contigo infundiéndote aliento. Su luz e impulso te guiará en el crecimiento para que abandones las cadenas del egoísmo.

TEXTOS PARA EL ALMA 397


 Las oportunidades llegan a veces una sola vez. Si las pierdes quizás jamás regresen y si regresan serán oportunidades opacas que se convierten en puertas de la incógnita.

Abraza las oportunidades como hijas del destino y semillas de esperanza.

¡¡¡ IDEA Y SUBSTANCIA !!!

El héroe de tu infancia

Los cuentos despertaron en nuestra niñez la imaginación, la creatividad y la fantasía. ¿Por qué no volver a ellos para adentrarnos en nuevos desafíos


Érase una vez… Cuando oímos estas palabras, algo se despierta en nuestro interior. Una conexión con aquellas ganas de saber qué pasará, a qué desafíos tendrán que enfrentarse los protagonistas. Pero hay más. También conectamos con la infancia, cuando conseguimos crecer más que en cualquier otra etapa de nuestra vida. Era un tiempo en el que teníamos expectativas, todo estaba por hacer y nada de lo que queríamos parecía imposible. Poco a poco, sin grandes lecciones, sino a través de la emoción de las aventuras, fuimos capaces por primera vez de experimentar los grandes sentimientos que nos definen como personas: justicia, valentía, lealtad, heroísmo, amor…
Con estos compañeros fuimos capaces de interiorizar valores positivos. A fuerza de querer actuar como ellos, algo de su esencia nos ayudó a formarnos. Porque, tal y como asegura Bruno Bettelheim, autor de Psicoanálisis de los cuentos de hadas, el relato infantil “al mismo tiempo que divierte al niño, le ayuda a comprenderse y alienta el desarrollo de su personalidad. Le brinda significados a diferentes niveles y enriquece su existencia de muy distintas maneras”. El famoso psiquiatra infantil nos advierte de la importancia de los cuentos de hadas en la educación, ya que ejercen una función liberadora a la vez que forman nuestra mentalidad, proporcionándonos herramientas morales, emocionales y relacionales. Es decir, ese equipo de supervivencia que necesitábamos para enfrentarnos al mundo y sus desafíos.
Si es así, ¿por qué no recuperarlos? ¿Por qué no regresar a ellos para seguir creciendo? Si lo hacemos, seguro que nos sorprenderemos y descubriremos que, como afirma G. K. Chesterton, “los cuentos de hadas son más que reales; no porque nos digan que los dragones existen, sino porque nos enseñan que se puede vencer a los dragones”. ¿Y quién no tiene dragones en su vida para vencer?
Joseph Campbell, en su libro El héroe de las mil caras, describió la estructura narrativa de los cuentos populares y de toda narración épica. Según el mitógrafo norteamericano, puede variar la historia, los personajes y las circunstancias, pero el esqueleto sigue siendo el mismo. Da igual que se trate de las aventuras de Simbad el Marino, o de Pinocho, o de Blancanieves; todos tienen los elementos e ingredientes del esquema de Campbell, conocido como el viaje del héroe. Y no solo ellos. Incluso La guerra de las galaxias los tiene. Y es que George Lucas fue el primer autor en reconocer que se había basado en el viaje del héroe para crear, en 1974, la más famosa saga de la historia del cine. Y en parte fue gracias a este esquema que Lucas consiguió realizar lo que muchos analistas reconocen como el cuento de hadas de nuestros días. Una narración que ha cautivado a niños de cualquier edad y que, como las grandes historias, tiene una frase mágica de entrada, que en este caso no es “Érase una vez…”, sino “Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana…”.
Así, teniendo presente la estructura del héroe, podemos usarla a nuestro favor. Podemos ver por las fases por las que debe pasar todo protagonista de un cuento que merezca la pena ser contado. Tal vez no habrá emperadores galácticos ni brujas que se miran al espejo preguntándose quién es la más bonita del reino, pero habrá un desafío que nos preocupa, que nos paraliza, que nos impide avanzar. Un villano, pero en forma de jefe, de falso amigo, de relación tóxica, de nuevo negocio… Y sea como sea, deberemos emprender este viaje, no renunciar a la aventura que nos propone la vida y convertirnos en el héroe de nuestra propia existencia. Es decir, estar más cerca de la persona que queríamos ser cuando escuchábamos esas historias antes de ir a dormir.
• El mundo ordinario. Así empieza el esquema del viaje del héroe de Campbell; es decir, con nuestra vida tal y como es antes de emprender nuestra búsqueda. La realidad en la que estamos y de la que nos va a costar salir. Nos sentimos, a pesar de todo, cómodos y seguros. Es lo conocido y rutinario.
• La llamada de la aventura. Es cuando nos damos cuenta de que en nuestro tranquilo mundo hay algo que ya no funciona. Algo se ha colado en la tranquilidad del día a día. Se empieza a plantear un desafío, un reto, una aventura. Puede ser, por ejemplo, que, sin saber muy bien por qué, empecemos a no sentirnos realizados en nuestro trabajo o consideremos la necesidad de más responsabilidades y nuevos horizontes profesionales. O que aparezca una nueva vocación en nuestro interior, o las ganas de cambiar de sector. Cualquier cosa que avecine nubes en el despejado cielo de nuestro día a día. Cada uno tendrá su llamada y cada uno sabrá que no es algo pasajero, una incomodidad que se despejará sola. Es algo que reconocemos como que necesitamos probar.
Tenemos una buena manera de reconectar con aquello que escuchábamos en nuestra infancia y sacar nuevas lecciones para nuestro día a día.
El rechazo. Intentamos convencernos de que se trata de nubes de paso. En esta etapa aparecen pensamientos del tipo “Estoy bien en mi trabajo, cobro un buen sueldo y tengo un horario cómodo”, “Esto no va conmigo, yo ya no tengo edad”, “A mí no me pasan estas cosas”. Seguro que todos hemos tenido esos pensamientos que pretenden salvar nuestro mundo ordinario. Nos resistimos a abandonar nuestra zona de comodidad porque tenemos miedo a lo desconocido.
• Maestro, mentor o ayuda sobrenatural. Aquí, en este punto de la historia, aparece el maestro. Puede tener muchas formas. A veces es simplemente una influencia positiva que da alas a nuestros sueños. Puede tratarse de un business angel, en el caso de un emprendedor, o de un head hunter, si estamos buscando trabajo. O de un amigo que nos brinda un buen consejo. Puede tener forma, incluso, de “ayuda sobrenatural”, que llevado fuera del cine debemos entenderlo como aquel cúmulo de casualidades inexplicables que ocurren cuando estamos en la fase de búsqueda.
• Cruzar el umbral. En las cinco anteriores etapas aún nos encontramos, según el esquema de Campbell, en nuestro mundo ordinario. Ahora sí. Decidimos cruzar. Salir de nuestra zona de comodidad. Hemos aceptado esa llamada que ha crecido en nuestro interior, ya sea perseguir esa vocación, o presentarnos a esa oposición, o aspirar a ese ascenso, o lanzarnos a esa relación amorosa que nos atemorizaba. Da igual. Lo cierto es que hemos decidido cruzar el umbral y adentrarnos en un nuevo mundo.
• Pruebas, aliados y enemigos. Imaginemos que hemos decidido convertirnos en emprendedores. Aquí, en este punto, aparecen las primeras pruebas, conocemos a gente que se convierte en nuevos amigos, en inesperados compañeros del viaje. Pero todo tiene su reverso, así que también conoceremos enemigos y adversarios. Aparecerán nuevos problemas que requerirán de nuevas soluciones.
• Acercamiento. Las nuevas circunstancias y las cosas que ya hemos vivido consiguen que estrechemos lazos con nuestros nuevos aliados. Crecemos con ellos, compartimos momentos de aprendizaje y vulnerabilidad. Poco a poco nos vamos sintiendo preparados para afrontar los desafíos que se presentan en el horizonte. Y, sobre todo, para la primera gran prueba del viaje. Todo ha sido una preparación que nos lleva hasta el próximo punto de nuestra propia historia.
• La gran prueba. Es ese momento para el que nos hemos estado preparando. Es esa presentación a unos inversores, es ese leer el primer capítulo de la novela delante de nuestros compañeros de taller literario, es lo que sea, pero es una prueba que nos enfrentará a nuestros propios miedos y a nosotros mismos.
• Tesoro. Nos hemos enfrentado a la gran prueba y a nosotros mismos, y salimos reforzados y recompensados. Conseguimos algo importante, un tesoro personal que nos indica que estamos avanzando. Ya no somos los mismos que decidieron abandonar la zona de confort. Podría parecer que aquí acaba la aventura. Pero no es así. Aún faltan tres pasos para completar nuestro viaje.
• Regreso. Hay un momento en el que deberemos regresar a nuestro mundo ordinario e incorporar nuestras nuevas vivencias en él. En el camino de vuelta nos encontraremos con nuevos desafíos y una prueba final que nos hará dudar. Es el primer fracaso. Una derrota que hará que nos tambaleemos.
• Resurrección del héroe. El héroe que hemos despertado en nosotros saldrá victorioso de la última gran prueba. Es la victoria final. Esto no significa que no habrá más derrotas, más piedras en el camino o más dificultades. Significa que ya tenemos las herramientas necesarias para seguir avanzando, que ya hemos incorporado todo lo necesario para que miremos los desafíos con confianza. Hemos ampliado nuestra área de comodidad.
• Regreso con el elixir. Volvemos a nuestro mundo ordinario. Ya no somos los mismos.
Ahora debemos compartir con los demás todo lo que hemos aprendido. Porque no hay mejor manera de seguir aprendiendo que enseñar a los demás lo que ya sabemos.
ompartir con los demás todo lo que hemos aprendido. Porque no hay mejor manera de seguir aprendiendo que enseñar a los demás lo que ya sabemos.
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