Como en un gran puzzle, si tomamos una pieza aislada nos es difícil entender "qué es" en la imagen global, también si nos consideramos a nosotros separadamente s casi imposible que comprendamos "cuál es nuestro papel en la vida". El hecho de tratar con otras perosnas contribuye a que aprendamos quienes somos. En las interacciones vemos qué sentido tenemos frente a los demás por el contraste con ellos.
Cada estupidez con que tropezamos nos reta, pues requerimos reconocer algo para superarla. Así averiguamos "dónde" encajan nuestros defectos y cualidades inter-personales y qué sentido tienen en nosotros y en el contexto de nuestra relación con los demás. Resulta una lección interesante para el orgullo, el hecho de que justo eso que nos complica la existencia, es lo que nos enseña cómo mejoraría esta.
Cada estupidez con que tropezamos nos reta, pues requerimos reconocer algo para superarla. Así averiguamos "dónde" encajan nuestros defectos y cualidades inter-personales y qué sentido tienen en nosotros y en el contexto de nuestra relación con los demás. Resulta una lección interesante para el orgullo, el hecho de que justo eso que nos complica la existencia, es lo que nos enseña cómo mejoraría esta.
Haciendo una apología de la amabilidad podemos preguntarnos ¿de donde proviene la presuntuosa ilusión de que podemos influir en los demás? Alguien puede actuar de modo contario a su preferencia y tal como otro desea para conseguir su aprecio o aprobación, o bien para evitar su desprecio o represalia. En general, cambiamos nuestro comportamiento de forma mejor, contundente y más duradera cuando lo hacemos movidos por la búsqueda de aprecio, premio y recompensa. Hay personas que son amables porque no se atreven a ser otra cosa.Hemos de ser amables porque nos atrevemos a ser amables y sabemos "para qué" y hemos decidido que siendo así, nos hacemos más conscientes y más felices: mejoramos las cosas. Ser amable de modo genuino entraña una recompensa en sí mismo. La amabilidad reduce el roce entre las personas que normalmente andan esclavizadas por los mecanismos de sus egos: iascibles, necios, codiciosos. La capacidad de ser paciente y suavizar estas asperezas es clave para que pueda desarrollarse el respeto y la convivencia armónica sea posible. Cuando hablamos del océano de nuestra afectividad podemos considerarlo como una reserva inmensa de la que podemos aprovisionarnos de amabilidad: una actitud paciente y comprensiva, tolerante con los fallos. La buena comunicación con uno mismo, repercute en su alrededor, porque todo está relacionado. Si piensas y tiendes a actuar bien, te sentirás bien. Sólo esto debería ser razón suficiente para animarse a ser amable y justo en cada momento.
1 comentarios:
La amabilidad amortigua los embates de la vida.
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