
"El testimonio no es una opinión es un compromiso con la acción"
Cuando atravesamos el oscuro y misterioso umbral de la decepción entramos en una constelación de contrariedades que nos situa en una realidad densa y un tanto displicente.
Tal situación, está en la más profunda de las raices humanas ya que, vivir, requiere tener una relación equilibrada con el disgusto.
Desde esta aceptación llegamos a los escenarios de la verdad desde donde aceptamos nuestra condición frágil y necesitada.
Solo con esta base de aceptación de la contrariedad podemos disfrutar del enigma de una "docta alegría" que nos haga más placentero el camino de una existencia acompañada por la inteligencia.
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