La propiedad privada, estimula al ciudadano,
movido por la codicia, a producir más y más en la esperanza de asumir inmensas
riquezas.
Para evitar peleas, los propietarios, se han
dotado de administradores (políticos de cualquier tendencia) que al hilo del
más dispar de los discursos mantienen sus propiedades explotadoras.
Pero lo peor está por llegar. Una cosa son
los propietarios de primera generación que, como mínimo, has gestado una opción
de riqueza aun a costa de quedarse la plusvalía, como mínimo; y otra muy distinta sus herederos que sin
apenas esfuerzo, en la mayoría de los casos creen son dueños del universo.
Así, la herencia debe evitar que los
"hijos de papa" ostenten y dirijan medios de producción dado que esto
requiere de una responsabilidad y esfuerzo singular.
Ojo pues con la "herencia" y más
concretamente con los herederos.......Dios nos libre de ellos.
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