TERTULIAS/CHARLAS SOBRE COACHING EMANCIPADOR EN EL CÍRCULO DE COACHING ESPECIALIZADO.



Periódicamente nos reunimos en "petit comité", con un aforo máximo de 10 personas, para debatir sobre COACHING EMANCIPADOR.
Son diálogos participativos para realizar una "iniciación" en la disciplina del coaching adaptada a tu universo de sueños.
Si estás interesada/o en participar GRATUITAMENTE deja tu reserva en paco.bailac@salaidavinci.es y te informaremos de los calendarios previstos.

¡¡¡Ven te esperamos!!!



MUCHOS VIVIMOS BAJO EL MANTO DE UN "CUENTO" QUE NOS SEPARA DE NUESTRA REALIDAD NO ACEPTADA





El truco del autoengaño
CRISTINA LLAGOSTERA


Es la más elaborada de las mentiras: engañarnos hasta dar por cierto lo que no es. Y eso puede hacernos mucho daño.
Nadie se halla libre del autoengaño, esa estrategia mental que permite esquivar la realidad refugiándose en una inconsciencia más o menos deliberada. Se recurre al autoengaño para evitar asumir las consecuencias de los propios actos al no ver ciertos aspectos personales o del entorno que resultan desagradables, al fingir y ocultar lo que se siente o al justificarse para salir airoso de una situación.
"En algunos momentos, esta escapatoria puede resultar útil, pero si se mantiene de manera rígida puede generar dificultades"
Pero ¿cómo es posible engañarse a uno mismo? Según Francisco J. Rubia, catedrático de Medicina e investigador en neurociencia, incluso el propio cerebro nos engaña. La misión principal de este órgano es garantizar la supervivencia del organismo, y para tal fin elabora pero también deforma la información que recibe de los sentidos.
Existe, por una parte, el autoengaño que opera de manera consciente. Una persona sabe que tiene que realizar algo, pero se convence a sí misma para dejarlo para mañana. Alguien reconoce que tiene un problema y se autoengaña pensando que el tiempo lo solucionará. Sin embargo, en ocasiones la mentira está tan bien armada que ni siquiera se es consciente de ella. Así, una persona puede descubrir que ha borrado de su memoria hechos importantes o que se ha mantenido ciega ante las evidencias claras de que su vida de pareja naufragaba. El autoengaño es el más escurridizo de los mecanismos mentales, porque resulta difícil darse cuenta de lo que se prefiere ignorar.
Los 'puntos ciegos'
"Todo es según el color del cristal con que se mira" (Ramón de Campoamor)
En su libro El punto ciego, Daniel Goleman relaciona esta estrategia con un hecho fisiológico. En la parte posterior del ojo existe una zona donde confluyen las neuronas del nervio óptico que carece de terminaciones nerviosas. Esta zona constituye un punto ciego. Habitualmente no se percibe su existencia porque se compensa con la visión superpuesta de ambos ojos. Pero incluso cuando se emplea un único ojo resulta difícil distinguirlo, pues ante la falta de información visual el cerebro rellena virtualmente esa pequeña área en relación con el entorno.
Algo parecido sucede a nivel psicológico. Todas las personas tienen puntos ciegos, zonas de su experiencia personal en las que son proclives a bloquear su atención y autoengañarse. Estas lagunas mentales tienden a ser rellenadas con fantasías, explicaciones racionales o imaginaciones. Se trata de un hecho comprobado que no percibimos la realidad tal y como es, sino que elaboramos nuestra interpretación particular a partir de lo que captan los sentidos. Incluso la memoria resulta altamente engañosa, pues contiene una serie de filtros que seleccionan la información que llega a la conciencia.
Esquivar la realidad
"Ojos que no ven, corazón que no siente" (refrán popular)
Cuando algo supone una amenaza, la atención suele recurrir a dos tipos de soluciones: la intrusión, en la que la persona se mantiene centrada en lo que le preocupa, pensando continuamente sobre ello, o la negación, que supone desviar la atención y desconectarse del problema.
La tendencia a cerrar los ojos ante lo que inquieta surte un evidente efecto calmante, pues permite poner fin al estrés que genera una posible amenaza, una responsabilidad o un recuerdo traumático... El autoengaño, por tanto, ayuda a protegerse de la ansiedad o el malestar disminuyendo el grado de conciencia.
Ante una enfermedad grave, algunas personas recurren a la negación: rechazan el diagnóstico o minimizan su seriedad, evitando reflexionar o hablar sobre ello. Esta estrategia tiene su función y puede resultar, por tanto, beneficiosa. Es sabido que las personas con cáncer que niegan su enfermedad pueden sufrir menos ansiedad y depresión.
La negación, por tanto, implica un rechazo a aceptar las cosas tal y como son, y suele ser una de las primeras respuestas ante una pérdida o cambio importante. Supone una escapatoria momentánea antes de enfrentarse con la realidad. Sin embargo, así como en algunos momentos puede resultar útil, si se mantiene en el tiempo de manera rígida puede generar dificultades, tales como no tomar una actitud responsable para realizar los controles o tratamientos que precisa una enfermedad o no posibilitar la elaboración emocional de la situación. Lo decía Ortega y Gasset: "La negación es útil, noble y piadosa cuando sirve de tránsito hacia una nueva afirmación".
La trampa de la selección
"Peor que ver la realidad negra es el no verla" (Antonio Machado)
Los seres humanos disponen de infinidad de trucos para mantenerse ajenos a la realidad. Además de la negación, se utilizan mecanismos de defensa como la racionalización, que permite ocultar los verdaderos motivos bajo una explicación lógica, o la atención selectiva, mediante la cual se percibe lo que interesa mientras se ignora el resto.
Estos mecanismos de defensa brindan un refugio y son en cierto modo necesarios, pero al mismo tiempo condicionan nuestra manera de percibir y reaccionar frente al mundo. Como individuos, somos recopiladores y observadores de nuestra propia realidad y, a pesar de desearlo, rara vez somos imparciales. La mayoría solemos atribuirnos con mayor facilidad los éxitos que los fracasos, exculparnos y ver la mota en el ojo ajeno. Aunque otras personas tienden a interpretar que el fallo siempre está en su lado.
La evolución de la mentira
"Una mentira no tendría sentido si la verdad no fuera percibida como peligrosa"(Alfred Adler)
Robert Trivers, un biólogo evolutivo norteamericano, opina que el autoengaño es una sofisticación de la mentira, ya que ocultarse algo a uno mismo lo hace más invisible y difícil de descubrir para el resto. Mentir conscientemente, además, crea una contradicción en el cerebro y requiere un mayor esfuerzo. En eso se basa el polígrafo (la máquina de la verdad), pues al falsear la respuesta aparecen señales de estrés a veces imperceptibles, como sudor, cambios en la presión cardiaca o la respiración...
La capacidad para mirar hacia otro lado también se ha mostrado fundamental para forjar las relaciones humanas. Se necesita cierta dosis de engaño para mantener la discreción, encubrir cuestiones embarazosas o proteger la integridad de otra persona. Sin embargo, también nos servimos del autoengaño para fines menos honorables, como embaucar a los demás, ocultar aspectos indeseables de uno mismo, lograr un objetivo a toda costa...
La verdad soportable
"En el interior del hombre habita la verdad" (San Agustín)
Llegamos al meollo: ¿existe un equilibrio óptimo entre autoengaño y verdad? Sabemos que en ocasiones evitar la realidad nos procura una sensación de alivio, pero también conlleva un coste importante. Lo que no se afronta tiende a repetirse.
Un concepto útil es el de la verdad soportable. Se puede apostar por reconocer la realidad, pero dándose tiempo para digerir poco a poco la información que resulta difícil. La mentira y la simulación terminan creando una terrible desconexión, ignorando quiénes somos y qué deseamos. Por eso, lo más importante quizá sea mantener un pacto de honestidad con uno mismo. A ese pacto ayudará reconocer que la realidad es mucho más amplia de lo que se cree. Sin embargo, puesto que siempre resulta difícil detectar los propios trucos, se necesita el espejo de los demás. Con sus comentarios, sus críticas y elogios, y su visión distinta, las otras personas contribuyen a iluminar rincones que hasta entonces permanecían ocultos.

La sugestión colectiva
Detrás de los pequeños o grandes conflictos suele haber una parte de autoengaño. Es la que proyecta en la otra parte toda la maldad, la desconsideración o el error, defendiendo obcecadamente el propio punto de vista. Eso constituye precisamente uno de los peligros de esta estrategia mental: justificar los propios actos bajo el amparo de la mentira que uno mismo se ha creado. No hay que olvidar, además, que las ilusiones colectivas son un gran instrumento de manipulación. La mejor forma de ganar adeptos es haciéndoles creer en cierta realidad. Una muestra de ello son los colaboradores de un régimen opresivo como el del Tercer Reich, que reconocen con la perspectiva del tiempo hasta qué punto su conciencia estaba manipulada y eran incapaces de enjuiciar lo que ocurría. Según palabras de Milan Kundera, "delante había una mentira comprensible, y detrás, una verdad incomprensible".

LA CONCIENCIA DE CUANTO PASA EN NUESTRO INTERIOR NOS HACE SERES MÁS DIGNOS Y RESPONSABLES DE NUESTROS ACTOS Y SENTIMIENTOS



Resumen de los 10 fundamentos de la estupidez emocional
1.- Inconsciencia inconsciente. El estúpido emocional, que se auto-denimona racionañ, da pruebas claras constantemente de su irracionalidad. El probleme es por tanto doble; no solamente es irracional sino que además, está convencido de ser racional.

2.- Egocentrismo. Las personas preocupadas únicamente por ellas y por lo que los demás piensan de ellas, piensan muy poco, o nada, en los demás.

3.-Mecanicidad. Generalmente comportarse de modo estúpido es más fácil, es más usual y es gratis.

4.- Las personas que critican a todo el mundo, realmente critican a todo el mundo. La desgracia y la tristeza despiertan mucho más atractivo que la felicidad.

5.- Péndulo. Dos personas nunca son iguales, y esto que es fuente de tantos enfrentamientos que, alegra al estúpido.

6.- Paradoja. En muchos de los problemas personales encontramos que el problema viene generado, o por lo menos alimentado por la misma solución que aplicamos.

7.- Orgullo. Quién se define como diferente a los demás, es alguien absolutamente vulgar porque no hay ni una sola persona igual a otra.

8.- Intolerancia. Quien dice "exijo que no" o "no tolero" de algo que está pasando, siempre miente.

9.- Negación. Gracias a la estupidez que hemos desarrollado los humanos negamos la evidencia.

10.- Sinsentido. Aunque la humanidad desconoce de donde viene y a donde va, la cuestión primordial parece "meter ruido"

........ ¿y si nos tomamos un respiro y sonreímos?......

EL SILENCIO LIMPIA NUESTRO SISTEMA Y PUEDE SERVIRNOS DE ANTÍDOTO ANTE EL SINSENTIDO DE LA ESTUPIDEZ EMOCIONAL.



Aunque la humanidad desconoce de donde viene y a donde va, ambos sitios deben ser bastantes terribles, pues nacemos cillando y nos vamos llorando o lamentándolo. Si es cierto que gran parte de la estupidez que el humano padece viene creada por sus propias creencias erroneas y reacciones innecesariamente desagradables. Puede que el gran antídoto de la estupidez sea el silencio entendido como paz mental. Realmente, es solo en el silencio y la serenidad que cada uno pueda encontrar o, quizás siquiera intuir, el sentido de la vida.

Las personas no nos vemos como somos nosotros mismos sin el roce con otros. Tampoco entendemos como es nuestra familia, o nuesta sociedad, hasta que empezamos a conocer que hay otras realidades diferentes. Entendemos la naturaleza de algo cuando nos salimos de ello. Para quién no conoce otra cosa, la realidad en la que está es el "absoluto", como quien nunca hubiera salido de casa, o de su país... para esa persona el sitio del que no ha salido se confunde con el "todo".

Siempre que en una comunicación hay dos niveles el que prevalece es el "no dicho explícitamente". Por eso, la escucha del subtexto emocional" de lo que está dando a entender una persona es crucial para que ganemos poder útil en nuestra relaciones. La mejora de nuestra comunicación avanza en el silencio. Todos conocemos algunas personas que resultan incómodas porque no han entendido esto, relacionarnos con ellos nos agota, al tiempo que nos deja sentir un vacio. Ser un buen comunicador estriba en manejar diestramente el silencio. Y es que la verdad parece venir siempre en una caja: la del silencio. Antes y despues de los momentos decisivos en nuestra vida sentimos un denso silencio. El esfuerzo de hacer silencio permite al otro notar que hay espacio para que exista. Es en silencio cuando reconsideramos nuestras intenciones con los demás y vemos qué es lo que realmente hacemos. Todos intuimos que las personas sabias quienes merece la pena escuchar, conocen el arte de leer entre líneas y en el silencio. Para que podamos transmitir mensajes requerimos un canal: el silencio y este es a la comunicación como el aire a nuestro cuerpo: no hay comunicación sin los silencios.

ACEPTAR LA GENEROSIDAD DE LA OTREDAD TAMBIEN ES SER GENEROSO.




GENEROSIDAD
Todos entendemos, casi seguro, lo que
puede significar generosidad. Lo asociamos
como dar y darse sin esperar nada a cambio.
Ofrecerse, ser útil, ayudar...todos estos
conceptos los asociamos con la generosidad
y el altruismo.
Más estas actitudes pueden incomodarnos y hasta
distanciarnos del "presumiblemente" generoso.
Cuando una persona se muestra muy generosa
provoca un desequilibrio en una relación que sólo
se reajusta cuando la otra persona puede devolver
de una forma u otra algo de lo recibido.
Así sólo seremos verdaderamente generosos
cuando estemos dispuestos a dejar que los demás
tambien lo sean con nosotros.
La generosidad es pues, un ciclo de amor
que no debes romper.
Recuerda:
Dar sin querer recibir puede ser de miserable.

DISTINGUIR ES UNA MANIFESTACIÓN DE LA INTELIGENCIA. CONFURDIRSE ALGO QUE HAY QUE ARREGLAR.....



REFLEXION


Quien es bueno, ayuda cuando está cerca,
Quien ama, siempre está cerca para ayudar.
Quien es bueno, también ama,
Quien ama, siempre es bueno.
Quien es bueno, atiende a las necesidades,
Quien ama, tiene necesidades que atender.
Quien es bueno, no hace daño a nadie,
Quien ama, hace el bien a quien le hace daño.
Quien es bueno, es como Dios le hizo,
Quien ama, hace lo que Dios dice.
Quien es bueno, algunas veces se cansa.
Quien ama, nunca descansa.
Quien es bueno, da a todos,
Quien ama, vive para dar.
Quien es bueno, soporta la ofensa,
Quien ama se olvida.
Quien es bueno se compadece,
Quien ama, ayuda.
Quien es bueno, empieza y acaba,
Quien ama, puede el imposible.
Quien es bueno, disculpa los errores,
Quien ama, no deja equivocarse.


¡¡¡¡El coaching está para ayudarte a distinguir!!!

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Vivir sin máscaras
BORJA VILASECA
Estamos tan condicionados para pensar y comportarnos de una determinada manera que en la sociedad actual ser auténtico es un acto casi revolucionario.
Se cuenta que un reconocido y anciano catedrático de psicología llevaba décadas investigando acerca de la epidemia de vacío existencial y de sinsentido vital que padecían la mayoría de seres humanos. Si bien solía proyectar ante los demás una imagen de seriedad y seguridad, en soledad reconocía sentirse triste y confundido. No acababa de comprender por qué, a pesar de seguir al pie de la letra todo lo que el sistema le decía que tenía que hacer para lograr éxitos y riquezas materiales, en el fondo de su corazón se sentía tan pobre y vacío.
"¿Qué más da lo que piense la gente? La opinión de otras personas solo tiene importancia si nosotros se la concedemos"
"En vez de mostrarnos auténticos, honestos y libres, solemos interpretar un personaje que es del agrado de los demás"
Y así siguió hasta que una mañana entró en una concurrida cafetería y pidió una manzanilla. Seguidamente, la joven camarera cogió una bolsita prefabricada con una mano y un cuenco lleno de ramitas y hojas secas con la otra. Y muy amablemente le preguntó: "¿Cómo la quiere: normal o natural?".
Sorprendido, el catedrático señaló el cuenco con hojas secas. Y mientras se estaba tomando la infusión, obtuvo la revelación que llevaba décadas buscando. Se abalanzó sobre la camarera y le dio un sonoro beso de agradecimiento. Entusiasmado, le dijo: "¡En esta sociedad lo normal no tiene nada que ver con lo natural!". Y salió con una sonrisa de oreja a oreja, como si hubiera encontrado un tesoro.
La sociedad contemporánea se ha convertido en un gran teatro. Al haber sido educados para comportarnos y actuar de una determinada manera, en vez de mostrarnos auténticos, honestos y libres -siendo coherentes con lo que en realidad somos y sentimos-, solemos llevar una máscara puesta y con ella interpretamos a un personaje que es del agrado de los demás. Si bien vivir bajo una careta nos permite sentirnos más cómodos y seguros, con el tiempo conlleva un precio muy alto: la desconexión de nuestra verdadera esencia. Y en algunos casos, de tanto llevar una máscara puesta, nos olvidamos de quiénes éramos antes de ponérnosla.
Lo cierto es que algunos sociólogos coinciden en que en nuestra sociedad ha triunfado el denominado "pensamiento único". Es decir, "la manera normal y común que tenemos la mayoría de pensar, comportarnos y relacionarnos". Así, al entrar en la edad adulta solemos ser víctimas de "la patología de la normalidad". Esta sutil enfermedad -descrita por el psicoterapeuta alemán Erich Fromm- consiste en creer que lo que la sociedad considera "normal" es lo "bueno" y lo "correcto" para cada uno de nosotros, por más que vaya en contra de nuestra verdadera naturaleza.
LA ELOCUENCIA DE LA VANIDAD
Dime de qué presumes y te diré de qué careces" (refrán popular)
A pesar del malestar generalizado, solemos priorizar el "cómo nos ven" al "cómo nos sentimos". Tanto es así que para muchos la pregunta de cortesía "¿cómo estás?" supone todo un incordio. La mayoría nos limitamos a contestar mecánicamente: "Bien, gracias". Y en caso de no poder escaquearnos, enseguida redirigimos la conversación hacia cualquier "charla banal". Es decir, la utilizamos para fingir que nos estamos comunicando, cuando en realidad lo único que estamos haciendo es llenar con palabras un potencial silencio incómodo.
En este contexto social, algunos individuos ocultan sus miserias y frustraciones tras una fachada artificial que seduzca e impresione a los demás. La paradoja es que cuanto más intentamos aparentar y deslumbrar, más revelamos nuestras carencias, inseguridades y complejos ocultos. De hecho, la vanidad no es más que una capa falsa que utilizamos para proyectar una imagen de triunfo y de éxito. Es decir, la máscara con la que en ocasiones cubrimos nuestra sensación de fracaso y vacío. Si lo pensamos detenidamente, ¿qué es la "respetabilidad"? ¿Qué es el "prestigio"? ¿Qué es el "estatus"? ¿Qué tipo de personas lo necesitan? En el fondo no son más que etiquetas con las que cubrir la desnudez que sentimos cuando no nos valoramos por lo que somos.
En este sentido, ¿qué más da lo que piense la gente? De hecho, ¿quién es la gente? Nuestra red de relaciones es en realidad un espejismo. En cada ser humano vemos reflejada nuestra propia humanidad. Por eso se dice que los demás no nos dan ni nos quitan nada; son espejos que nos muestran lo que tenemos y lo que nos falta. La gente no nos ve tal y como somos, sino como la gente es. O como dijo el filósofo Immanuel Kant, "no vemos a los demás como son, sino como somos nosotros". De ahí que la opinión de otras personas solo tiene importancia si nosotros se la concedemos.
DEJAR DE FINGIR
"La verdad que nos libera suele ser la que menos queremos escuchar" (Anthony de Mello)
Un leoncito apenas recién nacido se quedó rezagado y se perdió, pero un grupo de ovejas se cruzó en su camino y le adoptó como un miembro más de su rebaño. El animal creció convencido de que era una oveja, aunque, por más que tratara de balar, solo lograba emitir débiles y extraños rugidos; y por más que se alimentara de hierba, cada vez que veía a otros animales sentía el deseo de devorar su carne. Y por ello, a diferencia del resto de ovejas, que pastaban plácidamente, el felino solía estar angustiado y triste.
Los años pasaron y el animal se convirtió en un león corpulento y fiero. Y una mañana, mientras el rebaño descansaba a orillas de un lago, apareció un león adulto. Todas las ovejas huyeron despavoridas. Y lo mismo hizo el león que creía ser una oveja, que enseguida quedó a merced del león adulto. Nada más verlo, el león cazador no pudo evitar su sorpresa al reconocer a uno de los suyos. Y sorprendido, le preguntó: "¿Qué haces tú aquí?". Y el otro, aterrorizado, le contestó: "Por favor, ten piedad de mí. No me comas, te lo suplico. Solo soy una simple oveja". "¿Una oveja? Pero ¿qué dices?". El león adulto arrastró a su camarada a orillas del lago y le dijo: "¡Mira!". El león que creía ser una oveja miró, y por primera vez en toda su vida se vio a sí mismo tal como era. Sus ojos se empaparon en lágrimas y soltó un poderoso rugido. Acababa de comprender quién era verdaderamente. Y nunca más volvió a sentirse triste.
SEGUIR NUESTRA VOZ INTERIOR
"No dejéis que el ruido ahogue vuestra propia voz interior. Ella ya sabe lo que vosotros realmente queréis ser" (Steve Jobs)
No importa quiénes seamos, qué decisiones tomemos o cómo nos comportemos. Hagamos lo que hagamos con nuestra vida, siempre tendremos admiradores, detractores y gente a quien resultemos indiferentes. Pero entonces, si nuestras relaciones se sustentan sobre este juego de espejos y proyecciones, ¿por qué fingimos? Seguramente por nuestra falta de confianza y autoestima.
Para cultivar una sana relación de amistad con nosotros mismos, lo único que necesitamos es modificar la manera en la que nos comunicamos con nosotros a través de nuestros pensamientos. Solo así podremos aceptarnos, respetarnos y amarnos por el ser humano que somos, con nuestras cualidades, virtudes, defectos y debilidades. Lo demás son comentarios, ruido que hace la gente para no escuchar su propio vacío. Lo que está en juego es nuestra libertad para ser "auténticos"; convertirnos en quienes verdaderamente somos, siguiendo los dictados de nuestra propia voz interior. Eso sí, debido a las múltiples capas de cebolla con las que hemos sido condicionados, hoy día ser uno mismo es un acto revolucionario.

Mediante el fenómeno de la "NEGACIÓN" algunas personas desarrollan conductas estúpidas.



La PAZ debe ser perdón y olvido. Es, además de un "don", el escenario aducuado donde la EMANCIPACIÓN encuentra la voluntad del humano y su plenitud como ente espiritual.


Quién practica la NEGACIÓN a veces es inconsciente, pero otras, por el contrario, traza perversamente un plan para la negación de algo y la posterior confusión de sus víctimas. Por ello aplicamos la fórmula de crear problemas como manera de conseguir las cosas..A veces, en las relaciones humanas, encontramos reacciones obstinadas y rígidas que perjudican tanto al que las emite como a sus allegados. En esoso casos la reacción automática normal es enfrentarse. Pero si lo hace; si se opone, el resultado es contraproducente pues establece una cadena de reacciones antagónicas y absurdas. Por eso, suele ser mejor enfrentar estas situaciones de modo inteligente: primero reconocer, aceptar o incluso "legitimar" la conducta problemática de las dos partes rivales, pues de este modo, revela ante su propia conciencia, cuando hay de inconsciente en sus pretensiones. La reacción problemática indeseada, tiene un objetivo muchas veces no reconocido ni tan siquiera por el mismo emisor (negado), y otras conocido, pero nunca es la forma más inteligente de lograr las cosas. El problema es que quién emite dicho mensaje oculta otro implícito mucho más importante. Veámos un ejemplo:

Mensaje base: Me duela la cabeza. Mensaje implícito: No puedes dirigirte a mi ni preguntarme nada. Logro: Evito tu proximidad o tus preguntas.

También para conseguir nuestros propósitos emitidos mensajes contradictorios que incluyen una idea y la contaria, dejando al receptor atrapado. Ejemplo: "Puedes hacer la tuya y seguir disfrutando de tu vida, yo ya asumo que tú tienes otros intereses y no son si yo sufro". Explícitamente, le dice que haga algo y a continuación contradice lo que ha dicho al afirmar que, de hacerlo, sería un desconsiderado, de este modo el receptor, haga lo que haga se sentirá mal. Es un problema con solo dos soluciones y las dos son incorrectas: Solución 1: "Hago la mía, entonces demuestro que no me importa si sufre". Solución 2: "No hago la mía, hago la suya, entonces me enojo, como un idiota".

El hacer un esfuerzo voluntario para tomar conciencia de lo que sentimos, anticiparnos a una situación recurrente para mejorarla, o aplicar el sentido del humor inteligente para reírnos de nuestros propios desatinos son algunas formas exitosas de superar cualquier bucle de estupidez en nuestra cotidianidad. La forma de ganar a alguien que intenta imponer una reacción o situación estúpida recurriendo a un sistema perverso, pasa a veces por la perversión y nuestro objetivo es sencillamente reconocer y burlar la estipidez para superarla, pero no iniciar guerras sucias en las que todo vale.