TERTULIAS/CHARLAS SOBRE COACHING EMANCIPADOR EN EL CÍRCULO DE COACHING ESPECIALIZADO.



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Salir de tus propias creencias a través de la HUMILDAD



El coaching trabaja para el SER
no para el HACER.
Las CREENCIAS dan colorido
a nuestra existencia además
de atarla y determinarla.

Humildad:
La humildad es una cualidad o característica humana que es atribuida a toda persona que se considere un ser pequeño e insignificante frente a lo trascendente de su existencia o a
Dios según si se habla en términos teológicos.
Una persona humilde generalmente ha de ser modesta y vivir sin mayores pretensiones: alguien que no piensa que él o ella es mejor o más importante que otros.
El concepto de la humildad en varias confesiones es a menudo mucho más exacto y extenso.
La humildad no debe ser confundida con la humillación, que es el acto de hacer experimentar en algún otro o en uno mismo una avergonzante sensación, y que es algo totalmente diferente.
Desde la perspectiva de la evolución espiritual, la humildad es una virtud de realismo, pues consiste en ser conscientes de nuestras limitaciones e insuficiencias y en actuar de acuerdo con tal conciencia.
Más exactamente, la humildad es la sabiduría de lo que somos.
Es decir, es la sabiduría de aceptar nuestro nivel real evolutivo.
La humildad en las personas es toda aquella cualidad que revela el completo concepto de lo que es el ser humano, es la verdadera virtud que muestra en un más completo sentido lo que convierte a una persona en humano.

Los grados de la humildad:
1 conocerse, 2 aceptarse, 3 olvido de si, 4 darse.

1 -Conocerse: conocer la verdad de uno mismo.Ya los griegos antiguos ponían como una gran meta el aforismo: "Conócete a ti mismo". La Biblia dice a este respecto que es necesaria la humildad para ser sabios: Donde hay humildad hay sabiduría . Sin humildad no hay conocimiento de sí mismo y, por tanto, falta la sabiduría.
2 -Aceptarse: Una vez se ha conseguido un conocimiento propio más o menos profundo viene el segundo escalón de la humildad: aceptar la propia realidad. Resulta difícil porque la soberbia se rebela cuando la realidad es fea o defectuosa. Aceptarse no es lo mismo que resignarse. Si se acepta con humildad un defecto, error, limitación, se sabe contra qué luchar y se hace posible la victoria. Ya no se camina a ciegas sino que se conoce al enemigo. Pero si no se acepta la realidad, ocurre como en el caso del enfermo que no quiere reconocer su enfermedad: no podrá curarse. Pero si se sabe que hay cura, se puede cooperar con los médicos para mejorar. Hay defectos que podemos superar y hay límites naturales que debemos saber aceptar.Vive según tu conciencia o acabarás pensando como vives. Es decir, si tu vida no es fiel a tu propia conciencia, acabarás cegando tu conciencia con teorías justificadoras.
3 -Olvido de sí. El orgullo y la soberbia llevan a que el pensamiento y la imaginación giren en torno al propio yo. Muy pocos llegan a este nivel. La mayoría de la gente vive pensando en si mismo, "dándole vuelta" a sus problemas. El pensar demasiado en uno mismo es compatible con saberse poca cosa, ya que el problema consiste en que se encuentra un cierto gusto incluso en la lamentación de los propios problemas. Parece imposible pero se puede dar un goce en estar tristes, pero no es por la tristeza misma sino por pensar en sí mismo, en llamar la atención. El olvido de sí no es lo mismo que indiferencia ante los problemas. Se trata más bien de superar el pensar demasiado en uno mismo. En la medida en que se consigue el olvido de sí, se consigue también la paz y alegría. Es lógico que sea así, pues la mayoría de las preocupaciones provienen de conceder demasiada importancia a los problemas, tanto cuando son reales como cuando son imaginarios. El que consigue el olvido de sí está en el polo opuesto del egoísta, que continuamente esta pendiente de lo que le gusta o le disgusta. Se puede decir que ha conseguido un grado aceptable de humildad. El olvido de sí conduce a un santo abandono que consiste en una despreocupación responsable. Las cosas que ocurren -tristes o alegres- ya no preocupan, solo ocupan.
4 -Darse. Este es el grado más alto de la humildad, porque más que superar cosas malas se trata de vivir la caridad, es decir, vivir de amor. Si se han ido subiendo los escalones anteriores, ha mejorado el conocimiento propio, la aceptación de la realidad y la superación del yo como eje de todos los pensamientos e imaginaciones. Si se mata el egoísmo se puede vivir el amor, porque o el amor mata al egoísmo o el egoísmo mata al amor.Una persona humilde al librarse de las alucinaciones de la soberbia ya es capaz de querer a los demás por sí mismos, y no sólo por el provecho que pueda extraer del trato con ellos.Cuando la humildad llega al nivel de darse se experimenta más alegría que cuando se busca el placer egoístamente. La persona generosa experimenta una felicidad interior desconocida para el egoísta y el orgulloso.

3 comentarios:

maria rosa-prem prabha dijo...

Hola Paco ¡cuanto tiempo!
Humildad, bonita palabra, cuyo significado entendemos mal y mucho menos aplicamos.
Dificil, muy dificil, conocerse, aceptarse, olvidarse de si mismo y darse, el orgullo nos puede.
Tendriamos que hacer un buen ejercicio diario repasando, lo que somos, lo que hacemos con verdadera sinceridad para que algo de humildad nos diera esa sabiduria de ser conscientes de nuestras limitaciones y saber actuar en todo momento.
No perdamos la esperanza, fantastica tu entrada, nos hace tanta falta un poco de humildad, nos olvidamos tan facilmente de quienes somos.
Acabo de venir de un viaje de la India, pais de grandes contrastes.
No era la primera vez que viajaba a ese pais, ya sabia a lo que iba y con lo que me iba a encontrar, pero así y todo teniendo bien asentados los pies en la tierra, te da que pensar lo que tenemos, lo que somos y con que facilidad nos olvidamos, muy oportuna tu entrada.
El orgullo y la soberbia son malas consejeras y definen a la persona con ese complejo de superioridad que para mí es una demostración de todo lo contrario.

un abrazo,

Belkis dijo...

La humildad es el conocimiento perfecto de lo que somos y podemos, sin ilusionarnos con cualidades que no tenemos. Humildad no es postura del cuerpo ni tono de voz: es una actitud del espíritu, que sabe lo que es y lo que puede, y que no requiere que los demás la vean: vale por sí misma.
Besitos Paco

Circe La Hechicera dijo...

Hola Paco, cuan valioso son los artículos que publicas, una gran enseñanza en todos ellos, que muchas veces leo en silencio porque las palabras sobran, pero tambien es un gesto amable el reconocer que es un gran regalo compartir los conocimientos. Comparto todo lo que dice mi amiga Belkis, la humildad, bien entendida, es una gran virtud que alegra corazones. Estupendo, como siempre. Cuidate y besos!!!!